miércoles, 8 de marzo de 2017

Qué significa ser conservador




Leí un artículo acerca de un tal Russell Amos Kirk, defensor del pensamiento liberal, o conservador, que viene a ser lo mismo. Contrastando sus ideas  con las de otros pensadores he vertido en el papel esta reflexión. Entre un texto y otro he intercalado fragmentos de películas que no he elegido de forma caprichosa, para expresar lo que para mi es ser conservador.




Las grandes religiones y varios movimientos filosóficos coinciden en hablar, cada uno a su manera, de la necesidad de un hombre nuevo, de un cambio esencial y profundo en la raíz misma de la conciencia, que dejara para siempre atrás al hombre viejo, con sus apegos y temores, con su obsesión por "el yo, el mi y lo mio". Sin embargo, el fracaso de esas creencias e ideologías es evidente, porque el tan esperado cambio nunca se dio , y al final terminaron dedicándose a remendar lo viejo, a maquillarlo, retocarlo... a postergar y aplazar una transformación vital que se muestra cada vez más urgente. Y es que da mucho miedo, porque al ser este un cambio que se tendría que dar en lo más profundo, podría llevarle a uno incluso a no reconocerse a sí mismo.

 Allí está, me parece, lo que distingue una mente conservadora de la que no lo es (algo se resiste en mi a decir que progresista es lo contrario de conservador): la mente conservadora posterga, aplaza el cambio sustancial, remienda lo viejo y se resiste a soltarlo, aún cuando ya esté obsoleto, y a todas luces falto de sentido y de vigencia. Da igual: ella se empecina en darle permanencia. Es muy hábil, e incluso sabe disfrazarse de progresismo, emprende grandes reformas, pretendidas revoluciones, que se reducen a cambiar un conflicto por otro más "civilizado", una clase de violencia por otra más sutil. Un autoengaño por otro más convincente. Un egocentrismo cerril por otro más refinado. Pero siempre se mueve en el mismo plano, nunca es capaz de romper con ese estado de cosas, muy al contrario, lo perpetúa.





No pongo en duda que lo radical, para cierto tipo de asuntos es inadecuado, e incluso puede llegar a ser desastroso.  Sería por ejemplo, como querer hacer crecer una planta a fuerza de tirones: terminaríamos arrancandola o destrozandola. Pero en nuestro fuero interno, en ese mundo en el que viven y se multiplican los deseos, las ilusiones y los temores, siento que de existir la posibilidad de un cambio significativo, este sólo podría ser radical. Cualquier otro cambio volvería a ser un remiendo, un retorno a lo de siempre, una enésima capa de barniz en el intento de que lo viejo vuelva a parecer nuevo

La mente conservadora esgrime siempre el argumento de que, por prudencia, el cambio debe ser gradual, y eso muchas veces es, sencillamente, la verdad. Pero en otros casos, optar por un cambio gradual es sólo una excusa para postergar ese cambio que debe suceder ya. 

Un cambio radical que produce el mismo pavor si se traslada a lo político. Pondré un ejemplo: el triunfo del PP en las anteriores elecciones españolas. Mucha gente, sobre todo los ancianos, sintiendo temor a un cambio que sonaba demasiado abrupto, en el caso de que hubiera ganado Podemos, prefirió votar a un partido que les garantizara "la continuidad de todo tal y como siempre ha sido". O sea, más de lo mismo.
 Pero ahora no hablo de cambios políticos: un cambio político llevado a cabo desde la misma mente que ha generado lo que pretende transformar, y sin la voluntad sincera y genuina de un cambio de conciencia profundo, nos conducirá siempre a lo mismo. Es un circulo vicioso. Sólo cambiará el color, la presentación exterior. Y si además parte de una ideología radical, será el camino más seguro hacia el totalitarismo. Por eso, no defiendo cualquier postura solo por el hecho de ser radical.

Ocurre que personas con principios y valores muy progresistas a menudo tienen, a la hora de la verdad, actitudes tremendamente conservadoras. Me atrevo a aventurar que el cerebro humano es básicamente conservador. Está programado en ese patrón desde hace millones de años. 

Mi pregunta es si eso puede cambiar. Si las células del cerebro pueden de algún modo mutar por un acto de conciencia. De no ser así, no tenemos ninguna salida.






En julio de 1944, cuando las fuerzas armadas estadounidenses tomaron Guam como parte de su ofensiva contra los japoneses en el Pacífico, un soldado japonés, que sobrevivió a los duros combates, quedó aislado en la selva, y, durante treinta años, permaneció allí, ignorando que la guerra se había terminado hacía largo tiempo. Dice la web de la BBC:

"Hace cuarenta años, el soldado japonés Shoichi Yokoi fue encontrado en las selvas de Guam, después de sobrevivir durante tres décadas tras el término de la Segunda Guerra Mundial. Japón lo recibió con los brazos abiertos, pero él nunca volvió a sentirse cómodo en la sociedad moderna.
Cuando fue descubierto por cazadores del lugar en la isla del Pacífico, el 24 de enero de 1972, el ex soldado, de 57 años, aún estaba convencido de que su vida corría peligro.
Intimidado por la vista de otros seres humanos después de tantos años de soledad, Yokoi trató de echarle mano a uno de los rifles de los cazadores.
Sin embargo, debilitado por largos años con una pobre alimentación, Yokoi fue fácilmente reducido por los hombres."

Qué le pasó a ese soldado? Se preguntaría alguna vez si la guerra había terminado? Si se hubiese arriesgado a descubrir por si mismo si realmente era así, habría cambiado de vida mucho tiempo antes. Tal vez tuviera demasiado terror para averiguarlo,  y en esos treinta años se lo haya estado preguntando constantemente.  De todos modos, este relato ilustra muy bien lo que podria ocurrirle a la mente si se aferra a una situación y se cierra a toda posibilidad de un cambio fundamental.

Esa es la actitud de la mente conservadora: dar por sentado que las cosas en lo esencial no cambian, y que, por lo tanto, es inútil siquiera planteárselo: -"siempre habrá ricos y pobres", por ejemplo -  Pero además, la mente conservadora va más allá: en realidad no desea en absoluto que las cosas cambien drásticamente: hay una fuerte componente de apego y temor  en su actitud.
Mejor dejémoslo todo como está: "mas vale lo malo conocido que lo bueno por conocer".

Es evidente que no siente la urgencia de un cambio profundo, y si la siente, la procura sofocar, a menudo con éxito, al menos temporalmente. Claro que  a la larga tal vez vuelva a aflorar bajo la forma de neurosis, ansiedad, depresión, etc. entonces se la intentará ahogar a base de pastillas, o de entretenimiento. Decía Herman Hesse: "Regresa todo aquello que no es afrontado y resuelto plenamente".







En contraste con lo que acabo de apuntar, transcribiré aquí los diez principios conservadores de Kirk, una especie de decálogo del conservadurismo, que retrata muy bien su espíritu, en muchos aspectos lleno de buenas intenciones, y que incluso comparto en ciertos puntos. Este decálogo está sacado de Libertad Digital una web declaradamente conservadora.


1. El conservador cree en la existencia de un orden moral perdurable

De acuerdo con Kirk, los hombres y las naciones están gobernados por leyes morales, y esas leyes tienen su origen en una sabiduría que es más que humana. En realidad, parten de la justicia divina. Por supuesto, enunciados semejantes los hallamos en la Biblia y, posteriormente, en las concepciones iusnaturalistas cristianas. Sin embargo, Kirk los encontró también en el pensamiento griego de Esquilo, Sófocles o Eurípides o en los escritos de Cicerón o Marco Aurelio. Existe una ley moral, es superior a todas las culturas, anterior a todas las religiones y posee un origen divino. Cuando ese principio es obviado, incluso las mejores instituciones políticas se ven neutralizadas.

2. El conservador abraza las costumbres, las convenciones y la continuidad


Para Kirk, resulta estúpido tratar a una sociedad humana como una máquina que puede ser tratada mecánicamente. El orden, la justicia y la libertad se pueden ver alterados por la brusquedad de los cambios, y éstos –cuando sean necesarios– deben ser realizados de manera gradual y razonada. El pasado es, a fin de cuentas, una gran reserva de sabiduría. De ahí que, lejos de caer en una posición adanista que vea como meta el hacer todo nuevo, Kirk señala que el conservador aprende del pasado. Ese deseo de aprovechar la sabiduría nos permite absorber el legado del mundo clásico, de la Biblia y de cualquier fluir de la Historia que nos ayude a encauzar de sabia manera los desafíos presentes. Ésa es una de las razones de la importancia de la educación.


3. Los conservadores creen en lo que podríamos llamar el principio normativo

Señala Kirk que la norma es absolutamente indispensable para la convivencia. De hecho, nuestra misma moral es un código de normas. Esas normas vienen establecidas desde tiempo inmemorial, y deberíamos atender a ellas porque forman parte de una sabiduría de la especie que supera las individuales.

4. Los conservadores se guían por el principio de la prudencia

Como dejó señalado John Randolph de Roanoke, mientras que la Providencia avanza lentamente, el Diablo siempre vuela. Por eso, como indicaron personajes tan dispares como Platón o Burke, la mayor de las virtudes del estadista es la prudencia. En lugar de buscar los logros inmediatos y el aumento de popularidad, hay que reflexionar en profundidad antes de acometer cambios, porque una reforma súbita y agresiva es tan peligrosa como una intervención quirúrgica súbita y agresiva.

5. Los conservadores atienden al principio de la diversidad

Según Kirk, cualquier intento de uniformización es un ataque contra la libertad. De hecho, las únicas formas legítimas de igualdad son la igualdad ante el Juicio Final y ante los tribunales de justicia que obran de acuerdo con la ley. Cuando se producen otros intentos de nivelación obligatoria, el resultado es el estancamiento de la sociedad.

6. Los conservadores evitan los excesos, dado su apego al principio de la imperfectibilidad 

Partiendo de la lectura puritana de la Biblia y de su reflexión de la Historia, Kirk señala que el ser humano no es perfecto y, por tanto, no se puede esperar la creación de un orden político perfecto. Por ello, "aspirar a la utopía es dirigirse hacia el desastre", y la razón es que "no hemos sido creados para la perfección". A lo sumo, podemos aspirar a vivir en sociedades tolerablemente organizadas, justas y libres, que siempre serán mejores que las de los impulsores de utopías. A decir verdad, éstos han convertido gran parte del siglo XX en un infierno en la tierra.

7. Los conservadores están convencidos de que la propiedad y la libertad están inseparablemente conectadas 

Las grandes civilizaciones se han levantado sobre la base de la propiedad privada. Precisamente por eso, el nivelamiento económico no es lo mismo que el progreso económico, incluso puede que resulte incompatible con el mismo. De nuevo, se trata de un principio propio de los puritanos recogido por el liberalismo y por pensadores conservadores posteriores como Solzhenitsyn. La propiedad privada es condición indispensable para la libertad, y todo recorte de la propiedad privada implica un recorte de la libertad. De ahí que los intentos igualitarios propios del socialismo no equivalgan a progreso.


8. Los conservadores apoyan las comunidades voluntariamente consentidas, en la misma medida en que se oponen al colectivismo involuntario

Enraizado en una sociedad civil muy activa y vital como la norteamericana, Kirk era consciente de su necesidad. Las distintas iglesias, las asociaciones de voluntarios, las entidades locales resultan indispensables para que una sociedad sea saludable. En ese sentido, los conservadores no son egoístas que se encierran en sí mismos, sino altruistas dedicados a los demás... lo que es muy distinto de un colectivismo impuesto desde arriba en el que la voluntad de cada ciudadano es sustituida por los intereses de los políticos.

9. Los conservadores entienden que es necesario poner prudente freno al poder y las pasiones humanas 

El poder está lleno de peligro, por lo tanto, el buen estado es aquel en el que el poder está controlado y equilibrado, frenado por constituciones y costumbres sensatas. Kirk se hace eco en este principio concreto de uno de los grandes aportes de la Reforma del siglo XVI al pensamiento político, aporte mantenido por los puritanos y consagrado en la Constitución de los Estados Unidos y –no lo olvidemos– negado por los revolucionarios franceses y rusos. El poder tiende por su naturaleza hacia la tiranía y por ello debe ser controlado, debe ser objeto de mecanismos de equilibrio y debe ser frenado. De lo contrario, se verá gravemente amenazada la libertad de la sociedad.


10. Los conservadores inteligentes comprenden que una sociedad vigorosa requiere el reconocimiento y conciliación de lo permanente y lo mutable

En contra de lo que se suele aducir, los conservadores no se oponen a las mejoras sociales. Pero saben que el Progreso puede erosionar peligrosamente la Permanencia de una sociedad. Por ello, cualquier reforma debe llevarse a cabo con prudencia y sensatez, sopesando juiciosamente las consecuencias. El cambio es esencial e irrenunciable para el cuerpo social, pero para que sea beneficioso resulta indispensable actuar de manera prudente y gradual.



En las antipodas de esta posición ante la vida, la enseñanza del filósofo Krishnamurti plantea una mutación radical de la conciencia.

                                   




Se cree que las plantas evolucionaron a partir de un alga acuática verde, desarrollando paulatinamente tejidos vasculares, semillas y flores. Cada una de estas adaptaciones hizo que las plantas se adecuaran mejor a la vida en terreno seco y tuvieran mucho más éxito en desarrollarse. Me pregunto por qué unas algas permanecieron bajo el mar, mientras que otras, de la misma especie, tomaron un rumbo evolutivo que las condujo a adoptar formas cada vez más complejas sobre la faz de la tierra...





                         el Canario




6 comentarios:

  1. Ibas bien pero desbarrancaste al poner como ejemplo lo que dice Alejandro y no su padre León. A este tipo no se le puede creer nada.Justamente este crápula, que es el filósofo oficial de macri, dice estar a favor de un cambio pero en contra del pensamiento crítico.
    Avala el entusiasmo por sobre la razón.
    El cambio que propone no admite críticas. No sea que se le vean las patas cortas a él y sus patrones. Si te desorienta lo que digo considerá que tu video es del 2008 y compará lo que decía con lo que hace.http://www.lanacion.com.ar/1968830-alejandro-rozitchner-el-pensamiento-critico-es-un-valor-negativo

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  2. Nisiquiera sabía que era argentino. Simplemente me pareció interesante lo que dijo. Buscaré al padre a ver. Gracias Ale

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  3. Ya vi ya vi, te agradezco el comentario: ideólogos del neoliberalismo orwelliano cuanto mas lejos mejor, gracias!

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  4. Si te interesa la filosofía presentada de una manera amena te recomiendo que veas esta serie hecha por por Darío Sztajnszrajber
    https://www.youtube.com/watch?v=brh40M-7DMk

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  5. Ah, el cambio de video es un verdadero hit

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