domingo, 18 de marzo de 2018

El Caduceo y los dos Principios Alquímicos


En esta nota trataré de las dos Naturalezas, o Principios alquímicos, el azufre y el mercurio, para profundizar un poco más en un tema realmente apasionante para mi, la alquimia. Aunque me vean hablar tanto al respecto, no soy más que un simple principiante, que intenta dilucidar  poco a poco los misterios de este gran arte. Haré hincapié, como siempre, en Fulcanelli, por considerarlo una fuente fiable. Nos acompañará Gustav Holst, con su "Mercurio, mensajero alado".







"El divino y gran misterio es el objeto que buscamos. Es Todo, de él proviene Todo y por él Todo existe. Dos naturalezas y una sola esencia:
una atrae a la otra y una domina a la otra. El mundo ignora el agua divina cuya naturaleza es difícil de comprender, ya que no es un metal, un cuerpo metálico, ni agua en movimiento. Es Todo en todas las cosas, hay vida y espíritu y es un destructor. Y el que comprende esto posee el oro y la plata"

Zósimo de Panápolis



Como hemos visto en entregas anteriores, los fundamentos de la filosofía hermética son los cuatro elementos, la quintaesencia y los tres principios (azufre, mercurio y sal). Esto es, al menos, lo que generalmente se suele dar por sentado.
Hoy me propongo ahondar un poco más en el tema de los tres principios, cuestionando, en primer lugar que estos sean realmente tres, como se dice en la mayor parte de la literatura hermética. Para ello, voy a valerme de unas citas de Fulcanelli tomadas de Las Moradas Filosofales, (Louis D'Estissac):



"Cuando los filósofos hablan de tres principios, describiéndolos y distinguiéndolos a propósito, utilizan un artificio sutil destinado a ocasionar al neófito la más cruel dificultad. Aseguramos, pues, con los mejores autores, que dos cuerpos bastan para consumar el Magisterio desde el principio hasta el fin. «No es posible adquirir la posesión de nuestro mercurio -dice la Antigua guerra de los caballeros- sino mediante dos cuerpos, uno de los cuales no puede recibir sin el otro la perfección que le es requerida.» Si tenemos que admitir un tercero, lo encontraremos en el que resulta de su unión y nace de su destrucción recíproca. Pues por más que investiguéis y multipliquéis las tentativas, jamás encontraréis a otros padres de la piedra que los dos cuerpos citados, calificados de principios, de los cuales procede el tercero, heredero de las cualidades y virtudes mezcladas de sus procreadores."







  

Los libros de alquimia son un poco como laberintos de imágenes y palabras en los que es muy fácil extraviarse. No están exentos de trampas (como ocurre con los laberintos reales, o los angostos pasadizos de las tumbas egipcias), y utilizan un lenguaje críptico, llamado cábala hermética, o lengua de los pájaros, para impedir que los secretos de la alquimia caigan en manos indignas. Pero hay algunos autores que además ofrecen falsas indicaciones destinadas a descarriar a los principiantes. Creo, llegados a este punto, que sería lícito preguntarse: ¿Por qué razón unos hombres que dicen haber alcanzado un conocimiento de orden superior escribirían para confundir al buscador sincero? Una cosa es cifrar un texto, y otra muy distinta es publicar mensajes engañosos (equivalentes a lo que hoy llamamos Hoax). Convengo con Fulcanelli en que la que se acaba de mencionar es una conducta reprobable:

"Apenas tenemos necesidad de afirmar hasta qué punto reprobamos semejantes abusos que no son, pese a la regla, sino mixtificaciones disfrazadas. La cábala y el simbolismo ofrecen bastantes recursos para expresar lo que no debe ser comprendido más que por la pequeña minoría. Por otra parte, estimamos preferible el mutismo a la mentira más hábilmente presentada."






Resumiendo, Fulcanelli asegura que no hay tres principios sino dos: azufre y mercurio (también llamados en alquimia sol y luna, fuego y agua, macho y hembra, etc.), cuando la idea que se había acabado imponiendo era la de que son tres: azufre, mercurio y sal.

El caduceo del dios griego Hermes, (siempre según Fulcanelli) es una imagen simbólica de la acción que tiene lugar entre estos dos principios activados por un tercer agente. Pero ¿Qué es el caduceo?


                         



En la mitología griega el caduceo era uno de los atributos del dios Hermes (que,  romanizado, vino a llamarse Mercurio), aunque, ocasionalmente, lo ostentaban otros dioses, como por ejemplo Dionisos. Esto se debe a que, entre otras cosas, el caduceo simboliza la concordia. 



Consta de tres elementos: una vara, dos serpientes y un par de alas; las serpientes se entrecruzan varias veces entre si alrededor de la varilla, hasta que sus cabezas se encuentran cara a cara. Las alas desplegadas coronan el extremo superior de la vara.







Cuenta Ovidio en Las Metamorfosis, que Hermes, hijo de Zeus y de la ninfa Maia, encontrándose un dia en el monte Citerón, asistió a una encarnizada lucha entre dos serpientes. Hermes, para poner fin a ese combate, lanzó sobre los reptiles una vara de oro dotada de poderes sobrenaturales que había recibido como ofrenda del dios Apolo. La vara tenía la virtud de establecer la paz y la concordia donde hubiera conflicto. Apenas la hubo lanzado, las serpientes se enroscaron alrededor de ella, quedándose frente a frente, inmóviles, y mirándose fijamente a los ojos. 

Hay una versión del mito según  la cual la diosa Rea, para evitar a Júpiter, que estando enamorado de ella la importunaba continuamente, se transformó en culebra. El dios adoptó entonces la forma de una serpiente, y a partir de ahí se inició una pelea a muerte entre serpiente y culebra, a la que Hermes puso fin con su caduceo.


Según  Fulcanelli, la varilla del caduceo es el mediador que une los dos principios contrarios, activo y pasivo, fijo y volátil (Las Moradas Filosofales, El maravilloso Grimorio del castillo de Dampierre). El fuego secreto.

"En su origen, el caduceo no fue más que una simple varita, cetro primitivo de algunos personajes sagrados o fabulosos pertenecientes más a la tradición que a la Historia. Moisés, Atalanta, Cibeles y Hermes emplean este instrumento, dotado de una especie de poder mágico, en condiciones semejantes y generatrices de resultados  equivalentes. El rabdos griego es, en efecto, una vara, un bastón, un mango de jabalina, un dardo y el cetro de Hermes. Esta palabra se deriva de rasso, que significa golpear, compartir y destruir. Moisés golpea con su vara  la roca árida que Atalanta, a ejemplo de Cibeles, horada con su jabalina."
Recordemos también las varitas mágicas de las hadas, y la espada en la roca del rey Arturo.

Fulcanelli, además, relaciona esta fase de la Obra con la tradición cristiana de la crucifixión; pero en este caso, el fuego secreto, de caduceo, varita mágica o espada, pasa a convertirse en la lanza que Longino clava en el costado de Jesús, el cual, en cambio, simbolizaría la materia inicial, que porta su propia cruz (crucibulum: crisol), en la que los tres clavos representan los tres regímenes  del fuego. Esta materia es, por tanto, continente y contenido, cruz y crucificado; es el crisol y la materia que se cuece en su interior. En la cruz de Flamel (imagen abajo), la cruz representaría el principio fijo, y la serpiente el principio volátil de una misma materia.





Dice Fulcanelli, en Las Moradas Filosofales (La Salamandra de Lisieux), con respecto a dicha materia inicial de la Obra: 
"el mercurio de los filósofos*, de naturaleza y cualidad doble, en parte fijo y material y en parte volátil y espiritual, el cual basta para comenzar, acabar y multiplicar la obra. Esta es la única y sola materia de que tenemos necesidad, sin preocuparnos de buscar otra, pero es necesario saber, a fin de no errar, que a partir de ese mercurio y de su adquisición, los autores comienzan por lo general sus tratados." 



y continúa en otra parte:

"En este tema, pariente pobre de la familia de los metales, el artista esclarecido encuentra, sin embargo, todo cuanto necesita para comenzar y perfeccionar su gran obra, pues interviene, según dicen los autores, al principio, en medio y al final de la Obra.

También los antiguos la compararon al Caos de la Creación, donde los elementos y los principios, las tinieblas la luz se encontraban confundidos, entremezclados y sin posibilidad de reaccionar unos sobre otros. Ésta es la razón por la que han pintado simbólicamente su materia en su primer ser bajo la figura del mundo, que contenía en sí los materiales de nuestro globo hermético o microcosmos, reunidos sin orden, sin forma, sin ritmo y sin medida."

     
    

                 



En resumen, para que todo el proceso alquímico tenga comienzo, es necesario animar la sustancia inerte con el fuego secreto, la varita mágica que vivifica y que une a los contrarios, pues los minerales que han sido sacados de la mina son seres inanimados, al haber sido apartados de la fuerza que que les daba vida y promovía su evolución. Así lo explica Fulcanelli:


"El esoterismo hermético demuestra, en efecto, que los cuerpos metálicos permanecen vivos y dotados de poder vegetativo mientras están mineralizados en sus yacimientos. Se encuentran allí asociados al agente específico o espíritu mineral, que asegura su vitalidad, su nutrición y evolución hasta el plazo requerido por la Naturaleza, y toman, entonces, en dichos yacimientos el aspecto y las propiedades de la plata y el oro nativos. Llegado a esta meta el agente se separa del cuerpo, que cesa de vivir, se convierte en fijo y no susceptible de transformación. Aunque permaneciera en la tierra muchos siglos, no podría, por sí mismo, cambiar el estado ni abandonar los caracteres que distinguen el metal del agregado mineral. 
Mas es preciso que todo ocurra así de simplemente en el interior de los yacimientos metalíferos. Sometidos a las vicisitudes de este mundo transitorio, gran cantidad de minerales tienen su evolución suspendida por la acción de causas profundas -agotamiento de los elementos nutritivos, falta de aportaciones cristalinas, insuficiencia de presión, de calor, etc.-, o externas -grietas, aflujo de aguas, apertura de la mina-. Los metales se solidifican entonces y permanecen mineralizados con sus cualidades adquiridas, sin poder sobrepasar el estadio evolutivo que han alcanzado. Otros, más jóvenes, aguardando aún el agente que debe asegurarles solidez y consistencia, conservan el estado líquido y son del todo incoagulables. Tal es el caso del mercurio, que se halla con frecuencia en estado nativo o mineralizado por el azufre (cinabrio), ya sea en la misma mina o fuera de su lugar de origen. 
Bajo esta forma nativa, y aunque el tratamiento metalúrgico no haya tenido que intervenir, los metales son tan insensibles como aquellos cuyos minerales han sufrido tueste y fusión. Al igual que ellos, carecen de agente vital propio. Los sabios nos dicen que están muertos, al menos, en apariencia, porque nos es imposible, bajo su masa sólida y cristalizada, adivinar la vida latente, potencial, escondida en lo profundo de su ser. Son árboles muertos, aunque conserven todavía un resto de humedad, los cuales no darán ya hojas, flores, frutos ni, sobre todo, semilla."



*En los tratados de alquimia el nombre de mercurio puede designar sujetos muy diferentes, por lo que suelen confundir mucho al novato: no es lo mismo mercurio de los filósofos  que mercurio filosófico, ni nuestro mercurio que mercurio común, etc.




                             juan Carlos







8 comentarios:

  1. (parte I) Estimado Juan Carlos:

    Lamento hacer esta aclaración hasta este año del 2023 pero hasta hoy me he dedicado revisar todos sus interesantes artículos aunque ya en alguna ocasión comenté uno. Debido a que es un poco largo y el campo de comentarios no permite una gran extensión enviare este texto dividido en varias partes.

    Referente a este artículo, Fulcanelli dice inmediatamente antes de la cita que usted hace sobre la conducta reprobable : "Filaleteo, aunque escribe sobre la misma disciplina, pretende colmar el vacío dejado por sus predecesores. Leyendo su Introitus no se distingue ningún corte; tan sólo falsas manipulaciones sustituyen a las verdaderas y vienen a colmar las lagunas, de tal manera, que unas y otras se encadenan y se sueldan sin dejar huella de artificio. Semejante flexibilidad hace imposible para el profano la tarea de separar la cizaña del trigo, lo malo de lo bueno, el error de la verdad. Apenas tenemos necesidad de afirmar hasta qué punto reprobamos semejantes abusos que no son, pese a la regla, sino mixtificaciones disfrazadas..." . Fulcanelli demuestra que ÉL MISMO es culpable de los pecados de los que acusa a Filaleteo e introduce continuamente afirmaciones falsas y operaciones que si no se leen cuidadosamnte llevan al error.

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  2. (parte II) Para no hacer muy larga la explicación quisiera enumerar las partes más importantes:

    a) En forma estricta todo el proceso de la Obra solo necesita de 2 cuerpos como dice Fulcanelli. Pero esto es una simplificación extrema del proceso. Algo así como decir que el pan solo se hace de trigo y agua.
    b) El Mercurio, el Azufre y la Sal no son un artificio. Son 3 sustancias reales que se obtienen durante el proceso. Estas tres sustancias son las que se colocan en el Huevo Filosofal que es la última parte de la Obra.
    c) El mercurio de los filósofos no es realmente el inicio de la Obra. Solo se dice esto para confundir.

    Para aclarar un poco lo que trato de comentarle cito precisamente a Filaleteo quien en el I Capítulo de la Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey dice:"El oro es pues el único y verdadero principio a partir del cual puede producirse oro. Sin embargo, nuestro oro, que es necesario para nuestra obra, es de dos clases. Uno, fijo, llevado a la madurez, es el Latón amarillo (flavum), cuyo corazón o centro es un fuego puro. Por ello su cuerpo se defiende en el fuego, en el que recibe su purificación, sin ceder nada a la violencia de aquél o sin sufrir por ello. Este oro, en nuestra obra, hace el papel de macho. Se le une nuestro oro blanco, más crudo (que es nuestro segundo oro, más crudo) en cierto modo como simiente femenina, con el que se una y en el que deposita su esperma. Se unen (*coit*) el uno con el otro en un lazo indisoluble en el que se forma nuestro Hermafrodita, que tiene el poder de ambos sexos." Aquí también intervienen dos cuerpos: el oro común y el oro blanco y podria pensarse que se trata de los que habla Fulcanelli. Sin embargo, no están hablando de lo mismo.
    Esta unión de la que habla Filaleteo da el Rebis, Hermafrodita o Mercurio de los filósofos que tiene una parte fija y una volátil. Puede inferirse por tanto que el Mercurio de los Filósofos no es el inicio de la Obra (ver más abajo).

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  3. (parte III) El oro blanco del que habla Filaleteo es el primer Mercurio como él mismo lo aclara mas adelante, que debe ser preparado. Entonces hay otro cuerpo que es necesario para la preparación del Primer Mercurio. Y este otro cuerpo es el segundo cuerpo del que habla Fulcanelli. Y al descubrirlo sabremos entonces cuales son los dos cuerpos de la cita de Fulcanelli: los dos metales necesarios para la Obra (el primero ya no los señaló Filaleteo y lo confirman muchos otros autores).

    Si nos fijamos en la otra cita de Fulcanelli en su artículo :"*el mercurio de los filósofos*, de naturaleza y cualidad doble, en parte fijo y material y en parte volátil y espiritual, el cual basta para comenzar, acabar y multiplicar la obra". La explicación de esta afirmación se encuentra en que la mayoria de autores clásicos occidentales comienzan y/o insisten que la Obra comienza con la unión del Oro con el Mercurio, como lo hace Filaleteo, omitiendo completamente que ese Mercurio es una sustancia que debe de ser preparada y dando lugar a que se le confunda con el mercurio común. Fulcanelli procede así en esta cita utilizando las mismas tretas que rechaza: "Apenas tenemos necesidad de afirmar hasta qué punto reprobamos semejantes abusos que no son, pese a la regla, sino mixtificaciones disfrazadas.".

    Una confirmación de esta afirmación puede encontrarse en varios tratados. Uno de los más claros al respecto es la “Concordancia mito-fisico-cábalo-hermética” de Fabre de Bosquet.

    Espero que estos comentarios sean de utilidad. Atentamente, MM.

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  4. Muchísimas gracias por sus valiosos comentarios. Los estudiaré con la mayor atención. Un saludo cordial

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  5. Si me lo permite, pondría su comentario en un post aparte para facilitar su lectura. Espero su aprobación

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  6. (parte IV) Estimado Juan Carlos:

    Por supuesto que puede poner mi comentario en un apartado aparte si asi lo desea.

    Permitame añadir 2 citas más a lo dicho anteriormente. Las dos extraidas de la “Concordancia mito-fisico-cábalo-hermética” de Fabre de Bosquet.

    La primera es la referente a la confirmación de lo que mencione al final de mi comentario. Dice Fabre de Bosquet:

    "Los Filósofos herméticos en los escritos que dejaron, hablaron muy poco de la primera materia y del primer mercurio de la naturaleza; se extendieron mucho, aunque con mucha ambigüedad, sobre los grandes principios del arte y sobre las formas progresivas que toman la materia en la segunda operación, pero cubrieron con un velo impenetrable el primer agente ostensible, los primeros procedimientos y todo el curso de la primera operación, hasta la perfección de su disolvente universal, que es la línea de demarcación que se encuentra entre la primera y la segunda obra hermética."

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  7. (parte V) Y la segunda cita que quisiera mencionarle es:

    "La primera dificultad que experimentan los que comienzan a estudiar la Ciencia de la Naturaleza es la de encontrar la verdadera materia; la segunda dificultad consiste en las manipulaciones convenientes y la tercera es la de encontrar el fuego hermético."

    La segunda dificultad mencionada por Fabre es una de las mas importantes y solo habria que añadirle unas palabras más para que fuera completa: "...la segunda dificultad consiste en las manipulaciones convenientes en el orden debido". Sabiendo el orden de las operaciones que deben efectuarse aunque sea de una forma muy general resulta muchisimo más sencillo entender todos los pasajes de los autores herméticos para poder ir armando todo el procedimiento en forma segura. El descubrir este lineamiento debería ser la primera prioridad de todo estudiante.

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  8. (Parte VI) Y esto es precisamente lo que han afirmado también muchos autores solo que con otras palabras, como es el caso de Jean D'Espagnet en su tratado, La Obra Secreta de la Filosofía de Hermes: "1. La Ciencia de hacer la Piedra Filosofal demanda un conocimiento perfecto de las operaciones de la Naturaleza y del Arte concerniente a los metales..."

    Puedo asegurarle que, a pesar de lo que dice Fabre de Bosquet, tanto el nombre de la primera materia, la fabricación del primer mercurio así como el lineamento de todo el proceso hermético pueden encontrarse en los textos alquímicos consagrados que pueden ahora consultarse fácilmente en línea. También es posible ahora consultar algunos manuscritos nunca publicados y muy esclarecedores en lo referente al proceso de laboratorio en los documentos puestos en línea por varias Universidades Norteamericanas y Europeas. Recomendaria, sin embargo, que antes de aventurarse con estos escritos se tenga ya una noción bastante clara de los pasos que deben seguirse. De esta forma se podrán distinguir con bastante seguridad que manuscritos son verídicos y cuales no lo son.

    Saludos,

    MM

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