domingo, 23 de diciembre de 2018

Todo el tiempo es ahora



                           

Fascinado por las concordancias entre varios conceptos de la física moderna y las enseñanzas de algunos sabios de la antigüedad, así como por las dialogos que sostuvieron el físico David Bohm y Jiddu Krishnamurti, publicadas posteriormente bajo el título "Más allá del tiempo", me siento cada vez más interesado en comprender la naturaleza de este ultimo. Esta nota es un ramillete de reflexiones nacidas de algunas lecturas sobre el tiempo y lo atemporal, temas que desde siempre han inquietado al ser humano. La música es de Pink Floyd, con animaciones inspiradas en la obra de Disney y de Dalí.








"Si aceptamos que la eternidad no significa duración temporal infinita, sino atemporalidad, entonces la vida eterna pertenece a aquellos que viven en el presente. Nuestra vida no tiene fin, del mismo modo que nuestro campo visual no tiene limites" 

Wittgenstein




¿Qué es el tiempo? ¿Es una realidad, un hecho tan sustancial como lo pueden ser una piedra o un árbol, o meramente una creación de nuestra mente? ¿ Es sólo una convención, un patrón establecido por el hombre, que luego este ha llegado a incorporar a su vida como algo real, o tiene entidad propia?


Muchos seres humanos del pasado se han preguntado acerca de la naturaleza del tiempo. Al final, tiempo y vida son dos palabras que designan a menudo la misma cosa: 



"¿Amas la vida? Pues si amas la vida no malgastes el tiempo, porque el tiempo es el bien del que está hecha la vida" (Benjamin Franklin)

"Tu tiempo es limitado, así que no lo malgastes viviendo la vida de otro… Vive tu propia vida. Todo lo demás es secundario" (Steve Jobs)








En nuestro vivir cotidiano el tiempo se presenta como una secuencia lineal de instantes que van del pasado hacia el futuro. Nos experimentamos a nosotros mismos y a todo lo que nos rodea como entes en movimiento perpetuo entre un instante y otro. A veces ese movimiento se nos antoja lento, pausado; otras, en cambio, frenético, vertiginoso, hecho que indica lo mucho que nuestra apreciación del paso del tiempo tiene de subjetivo.

El hecho es que siempre, salvo quizás en contadas ocasiones, reina en nuestro interior la sensación de estarnos moviendo del pasado hacia el futuro. ¿Qué nos produce esa sensación? ¿Existe un movimiento real, o es la mente, el pensamiento, lo que genera la ilusión del devenir, proyectando el mañana y el ayer? ¿Qué sucedería si el pensamiento se sumiera en un estado de lúcido silencio, y dejara de proyectar esa imagen del mañana ante si? 

Decía Krishnamurti:  "El pensamiento es tiempo".
En ciertos estados mentales, como en el de profundo enamoramiento, o cuando uno se deja transportar por una pieza musical que lo inspira, parecería que el pensamiento se detiene, y con él, el tiempo.





La física moderna, después de que Albert Einstein promulgara la teoría de la relatividad, nos dio un buen día  la tremenda noticia de que el tiempo no existe. Todo el tiempo: pasado, presente y futuro, está comprendido en un "ahora" sin duración. Es decir, todo ocurre en el mismo instante, simultáneamente: el Big Bang,  la revolución francesa, la conquista de América, y el momento en que nuestro sol implosiona para terminar colapsando en un agujero negro. Todo. 

No es que "todo está escrito", como dicen los deterministas (puesto que esta idea supone la existencia de un guión que luego va siendo ejecutado, y eso implica tiempo), sino que "todo ocurre ahora".  En ese ahora sin tiempo, sin duración alguna, coexisten pasado, presente y futuro.





Como dice Wittgenstein en la frase que encabeza este post, tal vez lo que llamamos eternidad, sea simplemente lo atemporal, que no tiene comienzo, duración, ni final.  

Esto me recuerda una novela que leí en mi adolescencia: "Planilandia", de Edwin Abbott, en la que se relatan las aventuras de un cuadrado, que al vivir en un mundo de sólo dos dimensiones, de pronto descubre que existe una tercera dimensión, y, por consiguiente, que él es un cubo.

Del mismo modo ¿Qué pasaría si un día nosotros percibieramos que aparte de las tres dimensiones dentro de las que nos movemos existiera una cuarta, y que esa cuarta dimensión fuera el tiempo?





El cuadrado de la novela veía sólo lo que se encontraba en su mismo plano, pero como no podía percibir la dimensión de la altura, cuando un ser de la tercera dimensión le decía "mira hacia arriba" el creía que le estaba pidiendo que mirara hacia adelante; del mismo modo,  nosotros, seres tridimensionales, cuando nos dicen que miremos hacia lo infinito, lo eterno, miramos instintivamente hacia arriba... 




Nuestra percepción de la realidad es parcial; solo podemos abordarla por partes, fraccionándola, como si la viéramos a través de un escáner.  Al igual que un prisma descompone la luz blanca en los colores del espectro, la mente divide en parcelas lo atemporal (minutos, meses, milenios), percibiéndolo como tiempo: un número indefinido de mañanas y de ayeres. 





¿Existirá un nivel de conciencia que a su vez sea atemporal? ¿que pueda aprehender el tiempo como un todo? esta frase de Henry David Thoreau parece sugerirlo:



"El tiempo no es sino la corriente en la que estoy pescando" 









En su enseñanza,  Krishnamurti aborda a menudo la cuestión del tiempo y de lo atemporal, por eso terminaré esta nota con una cita de su libro "La Libertad Primera y Última":



"Es interesante comprender que nuestra vida transcurre principalmente en el tiempo; no en el sentido de la sucesión cronológica, de los minutos, las horas, los días y los años, sino en el sentido de la memoria psicológica. Vivimos por el tiempo, somos el resultado del tiempo. Nuestra mente es el producto de muchos "ayeres", y el presente es mero pasaje del pasado hacia el futuro. Nuestras actividades, nuestro ser, se basan en el tiempo; sin el tiempo no podemos pensar, porque el pensamiento es resultado del tiempo, el pensamiento es producto de muchos "ayeres", y no hay pensamiento sin memoria. La memoria es tiempo; porque hay dos clases de tiempo, el cronológico y el psicológico. Hay tiempo que es ayer por el reloj, y hay tiempo que es ayer por el recuerdo. No podéis desechar el tiempo cronológico, lo cual sería absurdo; entonces perderíais el tren. ¿Pero existe realmente tiempo alguno aparte del tiempo cronológico? Es evidente que hay un tiempo que es el ayer; ¿pero existe el tiempo, tal como la mente lo piensa? Esto es, ¿existe el tiempo aparte de la mente? El tiempo ‑el tiempo psicológico- es por cierto producto de la mente. Sin la base del pensamiento no hay tiempo alguno; el tiempo es mero recuerdo, es ayer en conjunción con el presente, lo cual moldea el mañana. Es decir, el recuerdo de la vivencia de ayer respondiendo al presente, crea el futuro; y ello sigue siendo el proceso del pensamiento, un sendero de la mente. El proceso del pensamiento produce progreso psicológico en el tiempo; ¿pero es él real, tan real como el tiempo cronológico? ¿Y podemos emplear ese tiempo que es de la mente como medio de comprender lo eterno, lo atemporal? Porque, como lo he dicho, la felicidad no es de ayer, la felicidad no es producto del tiempo, la felicidad es siempre en el presente, un estado atemporal. No sé si habéis notado que cuando hay en vosotros éxtasis, un júbilo creador, una serie de nubes brillantes rodeadas de nubes sombrías, en ese momento el tiempo no existe: sólo existe el inmediato presente. Pero la mente interviene después de la vivencia en el presente, la recuerda y desea continuarla, reuniendo más y más de sí misma, con lo que crea el tiempo. El tiempo, pues, es creado por el "más"; el tiempo es adquisición, y el tiempo es también desprendimiento, el cual sigue siendo una adquisición de la mente."













                             Juan Carlos









2 comentarios:

  1. Planilandia fue una de las lecturas más memorables de mi juventud, me la pasaste tú! Krishnamurti parece en tu cita aquí confirmar la realidad del tiempo cronológico; sin el no habría día y noche etc... muy interesante post Gianni, estaré pendiente de los próximos xxx

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Paola, me da mucha alegría que te haya interesado. Un abrazote grande!

      Eliminar