Volvemos al fascinante mundo de Dante y los Fieles de Amor, con Simone Sorini como narrador, en otro video cuyo guión y dirección fueron realizados por él mismo y por Claudia Viviani. Antes de empezar con la filmación, seguida de su traducción al castellano realizada por mi, les invito a leer una breve reseña que he escrito, acerca de la figura del cantor al laúd, que espero les resulte interesante.
"El cantor laudista" del pintor holandés Hendrick Ter Brugghen (1624).
El "Canto al Laúd"
La expresión "canto al laúd" es utilizada desde finales del siglo XV para designar una tradición musical a la que están adscritos músicos pertenecientes a distintas categorías, que cantaban melodías de su propia composición, acompañándose con un instrumento de cuerda, principalmente el laúd.
Mientras que la imagen del juglar europeo recuerda a la de su antecesor, el cuentacuentos, la poesía lírica evolucionó en la Edad Media francesa con la aparición de artistas cultos y refinados, como los trovadores y troveros, un fenómeno que se fue extendiendo por toda Europa.
Este proceso evolutivo desembocó, con la llegada del Renacimiento, en la figura del cantor al laúd.
Las descripciones y representaciones históricas del cantante que se acompaña a sí mismo con el sonido de un instrumento de cuerda están profundamente arraigadas en la tradición europea, y, de un modo muy concreto en el mito de Orfeo, quien, según la leyenda, tenía la facultad de hechizar a todo ser viviente, e incluso a las piedras, con su música.
En el Renacimiento, los cantores al laúd más famosos fueron sin duda Bartolomeo Tromboncino, Ippolito Tromboncino y Marchetto Cara, cuyo don como intérpretes quedó inmortalizado en El Cortesano, de Baltasar Castiglione.
Más tarde, a principios del siglo XVII, entra en escena Bartolomeo Barbarino llamado il pesarino.
Aunque es una idea muy controvertida, son muchos los expertos que aseguran que Dante y Petrarca también fueron cantores al laúd, o compusieron para estos.
Las ya casi olvidadas características expresivas del cantor al laúd, han sido rescatadas en nuestro tiempo por Simone Sorini, tenor y multi instrumentista que a lo largo de los años ha adquirido un profundo conocimiento del canto y de los instrumentos a púa medievales y renacentistas.
Tras esta digresión sobre el canto al laúd, prosigamos con el tercer video del podcast "Dante y los Fieles de Amor", de la mano del mismísimo Simone Sorini:
Pero volvamos a Dante. Él inaugura la parte poética de su prosa La Vita Nuova con un soneto muy extraño, dirigido, precisamente, según sus propias palabras escritas encima, a los Fieles de Amor, rogándoles que interpreten uno de sus sueños, o visiones nocturnas, y que le respondan, obviamente, en verso; he aquí el soneto:
"A ciascun'alma presa e gentil core
nel cui cospetto ven lo dir presente,
in ciò che mi rescrivan suo parvente,
saluto in lor segnor, cioè Amore."
(Saludo a todas las almas y a todos los corazones nobles tomados [por el Amor] en nombre de su señor, que es el Amor, para que me escriban su opinión sobre este soneto que les está dirigido.)
Aquí, el Amor, definido por el Poeta como una visión terrorífica y horripilante, adopta la apariencia de una especie de monstruo que aprieta en sus brazos a Beatriz, la Madonna, y la obliga a devorar el corazón de Dante, que el propio Amor sostiene en su mano. Una visión a la que los Fieles responden en tonos igualmente sibilinos.
La apertura del soneto es digna del mayor interés, ya que Dante deja claro allí cómo éste se dirige exclusivamente al grupo y nadie más debe entenderlo; un principio que se expresará siempre en la poesía de los Fieles de Amor de aquí en adelante, especialmente en la forma de canción.
En la colección de rimas de Dante, hay toda una sección que recibe el nombre de rime petrose (*). Se dice que el poeta escribió todos estos sonetos, que son verdaderas invectivas, dirigiéndolos a una joven en venganza por no haber sido correspondido amorosamente por ella.
Así pues, según la crítica positivista, un Dante anciano, que llevaba años en el exilio y se hallaba entregado plenamente a la dificultosa redacción de su gran poema místico, La Divina Comedia, se enamoró de una joven caprichosa, que no le correspondía, y él, en venganza, escribió estos poemas odiosos, ciertamente indignos de un hombre de su calibre, cuidando de que todos sus compañeros los leyeran con atención.
Todo esto es, cuando menos, inverosímil, pero escuchemos una:
"Deh piangi meco tu, dogliosa petra,
perchè s' è Petra en così crudel porta
entrata, che d' angoscia el cor me 'npetra;
deh piangi meco tu che la tien morta"
(Llora conmigo tu, doliente piedra, porque si Petra ha entrado en tan cruel puerta que de angustia el corazón me empedra, llora conmigo tu, que la tienes por muerta.)
Pero, ¿y si Dante no estuviera hablando de una mujer? ¿Quién, o qué, sería entonces esta Petra, antaño blanca y ahora negra y sombría, semejante a la muerte, por la que sólo cabe llorar? ¿Qué representa ella en la jerga mística amatoria de los Fieles de Amor? Lo veremos dentro de un momento. Por ahora, baste recordar que ése era el estilo que Dante había tomado del trovador provenzal Arnaud Daniel, que había inventado un código poético, una forma alegórica de escribir, oscura y llena de dobles sentidos. El estilo petroso (*), precisamente.
"Io sono Arnaud che ammucchia l'aria, che caccia
alla lepre col bue e nuota controcorrente"
(Soy Arnaud, el que amontona el aire, el que caza la liebre con el buey, y nada contracorriente)
Pero entonces, ¿todas las mujeres amadas por los Fieles son realmente mujeres de carne y hueso?
Por las características que conocemos, parece que no. Ciertamente representan ideales encarnados, la Santa Sabiduría, el Intelecto Perfecto, sí, pero hay más:
Las palabras 'mujer', o 'madonna' y 'mujeres', podrían ser junto con otras, palabras clave para interpretar la jerga mística amatoria de los poetas estilnovistas. Baste decir que estas mujeres son capaces de multiplicarse por partenogénesis como en el soneto de Guido en el que él, atónito, ve reproducirse una multitud de ellas de la boca de su mujer.
Lo interesante es que en la simulación estilnovista no sólo aparece la Madonna, la mujer amada que, aunque tiene nombres distintos para cada uno de los fieles, como Beatrice, Lagia, o Vanna, evidentemente es siempre la misma para todos. De hecho, también están sus amigas, un verdadero consorcio de mujeres muy extrañas, que controlan, supervisan y juzgan los amores de los Fieles con gran pericia y severidad.
Los Fieles de la Corte de Amor no hacen más que hablar de esas mujeres extrañas, o dirigirse a ellas; mujeres por las cuales se ven constantemente rodeados, asediados, podría decirse.
Por lo tanto, o bien debemos creer, como algunos han afirmado, y también el propio Dante, que estos intelectuales, poetas, políticos del pasado, eran también seductores empedernidos, o bien que, tras estas máscaras inverosímiles, se esconda algo diferente, y verdaderamente interesante...
Simone Sorini
Siguiente entrega: IV
(*) rime petrose, podría traducirse al castellano como "rimas pedregosas".
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