Hay un grabado alquímico que me ha llamado muchísimo la atención desde el primer momento en que lo vi. Es algo que me sucede con la mayor parte de las obras de arte de inspiración hermética, pero nunca el impacto ha sido tan hondo y duradero como en este caso. Se trata del frontispicio de un libro del siglo XVII, atribuido a Limojon de Saint - Didier, que se titula El Triunfo Hermético.
Debo decir que, cuando me lo topé por primera vez, allá por los años '80, mi interés por la alquimia no iba más allá de la simple curiosidad. Sin embargo, el hecho de descubrir el emblema que encabeza este libro, contribuyó en gran medida a despertar en mi una necesidad imperiosa de comprender en que consiste la Alquimia.
Cada vez que lo miro, vislumbro en él varios niveles de lectura, y todos igual de fascinantes...
La ilustración del frontispicio será repetida varias veces a lo largo de este post, para facilitar su cotejo con el texto.
El Triunfo Hermético, o La Piedra Filosofal Victoriosa, es un tratado de alquimia del siglo XVII, obra de Limojon de Saint - Didier, diplomático francés y filósofo hermético.
En este artículo, sólo pretendo ofrecer una idea muy concisa de su contenido, centrándome, más bien, en comentar su frontispicio, el grabado que preside el libro, que resumiría, en imágenes simbólicas, toda la Obra Alquímica.
Comencemos.
A una introducción escrita por el propio autor, titulada Advertencia, le sucede el dibujo del frontispicio que éste comenta en una breve nota, cuyo título es: Explicación general de este emblema, que transcribiré íntegra más abajo.
Al frontispicio le sigue el cuerpo de la obra, que se divide en tres partes:
La primera, se titula La Antigua Guerra de los Caballeros o Plática de la Piedra de los Filósofos con el Oro y el Mercurio. Según indica Limojon en la Advertencia, esta primera parte consiste en un tratado anónimo que él tenía en gran estima y que habría aparecido por primera vez en Leipzig en 1604, en lengua alemana, para más tarde ser traducido al latín y, por último, al francés y al inglés.
La segunda parte la integra la Plática de Eudoxio y Pirófilo, que es un dialogo filosófico de estos dos personajes sobre el texto anterior, La Antigua Guerra de los Caballeros.
El nombre Eudoxio, en griego, significa "de buen juicio", y Pirófilo, "amante del fuego".
En efecto, en este enjundioso dialogo, Eudoxio es el sabio adepto, y Pirófilo, el aprendiz.
La tercera y última parte, es la Carta a los verdaderos Discípulos de Hermes, en la que el autor habla acerca de las seis Llaves principales de la Filosofía Secreta.
Para empezar, he aquí el emblema y el texto explicativo del mismo, que se titula, precisamente, Explicación general de este emblema:
" Su Madre es la Luna, su Padre, es el Sol".
"No hay que esperar ver aquí una explicación en detalle, que descorra absolutamente el velo de este enigma Filosófico, para que aparezca la verdad al descubierto: si fuese así, sólo habría que arrojar al fuego todos los Escritos de los Filósofos; los sabios no tendrían ya ninguna ventaja sobre los ignorantes; unos y otros serían igualmente hábiles en este maravilloso arte. Habrá que contentarse pues con ver en esta figura, como en un Espejo, el resumen de toda la Filosofía secreta que se contiene en este pequeño libro, donde todas las partes de este emblema se encuentran explicadas tan claramente como está permitido hacerlo. Los que están iniciados en los misterios Filosóficos comprenderán fácilmente desde el primer momento el sentido que está oculto bajo esta figura; pero los que no tienen estas luces, deben considerar aquí en general una mutua correspondencia entre el Cielo y la Tierra, por medio del Sol y de la Luna, que son como los lazos secretos de esta unión Filosófica. Verán en la práctica de la obra dos riachuelos parabólicos, que confundiéndose secretamente entre sí, dan nacimiento a la misteriosa piedra triangular, que es el fundamento del arte. Verán un Fuego Secreto y natural, cuyo espíritu penetrando la piedra, la sublima en vapores, que se condensan en la vasija. Verán la eficacia que recibe la piedra sublimada del Sol y de la Luna, que son su padre y su madre, de los que hereda ante todo la primera corona de perfección. Verán en la continuación de la práctica, que el arte da a este divino licor una doble corona de perfección por la conversión de los Elementos, y por la extracción y la depuración de los principios, por lo cual se convierte en este misterioso caduceo de Mercurio, que opera tan sorprendentes metamorfosis. Verán que este mismo Mercurio, como un Fénix que renace en el fuego, llega gracias al Magisterio a la última perfección del azufre fijo de los Filósofos, que le da un poder soberano sobre los tres géneros de la naturaleza, cuya triple corona, sobre la cual se posa con este objeto el Jeroglífico del mundo, es su carácter más esencial. Verán en fin en su lugar, lo que significa la porción del Zodiaco, con las tres figuras que están en ella representadas; de suerte que uniendo todas estas explicaciones, no será imposible sacar de ello el entendimiento exacto de toda la Filosofía secreta, y de la mayor parte de la práctica, que se deduce bastante prolijamente de la carta dirigida a los verdaderos discípulos de Hermes, que está al final de esta obra."
Pasaré ahora a comentar punto por punto este misterioso emblema, basándome en la información que he podido recopilar.
El frontispicio de El Triunfo Hermético es una alegoría que ilustra el trabajo alquímico de principio a fin; su lectura se realiza de abajo hacia arriba. El final de cada etapa del trabajo está señalada por una corona*.
Al pie de la figura podemos leer una frase en latín: De cavernis metallorum occultus est, qui lapis est venerabilis, "En las cavernas de los metales (las minas) se oculta la Piedra que es venerable". El autor, con esta sentencia, nos quiere indicar que el sujeto inicial de la Gran Obra debe buscarse en el reino mineral.
Examinando el dibujo, es en el subsuelo que se divisa una llama, que representaría el Fuego Secreto, el Vulcano que se halla oculto en todos los metales, y que promueve su evolución. De este, La Llave del Gabinete Hermético dice:
"... es un Oro elemental y la parte más pura del Azufre Fijo contenido en las profundidades de los Elementos. Cada mixtura contiene un grano de este Oro precioso, que se multiplica por aquel oro astral del que es el Imán, y con el forma el Oro de los Filósofos."
Dice Limojon:
"Hay que conocer el Fuego Secreto de los Sabios, que es el único agente que puede abrir, sublimar, purificar y disponer la materia para ser reducida a Agua. Para esto hay que penetrar hasta la fuente divina del Agua Celeste..."
Dice, a su vez, Pontano:
"Ellos (los Sabios), llaman Sol al Fuego innato de la materia."
Las dos fuentes que manan desde sendas montañas, a un lado y otro del fuego, se convierten en riachuelos, cuyas aguas se entremezclan secretamente, dando nacimiento a una piedra triangular.
Acerca de las montañas, la Concordancia mito-físico-cabalo-hermética dice:
"Los sabios inventores de las ficciones de la mitología, hicieron nacer a Mercurio, hijo de Maya, en una montaña, porque, hasta que el mercurio de abajo, o terrestre, haya atraído al de arriba, o celeste, el Artista no posee más que las alas atadas a los pies de Mercurio; es decir, que no posee más que la mitad de todo."
De la fusión de estas dos corrientes de agua, nace una Piedra triangular, ubicada, en el dibujo, poco más arriba del Fuego Secreto.
El Fuego Secreto sublima en vapores la Piedra, vapores que se acaban condensando en el matraz que está por encima de aquella.
Dice Fulcanelli al respecto:
"Es preciso comenzar por golpear la piedra, roca o colmena, que es nuestra materia prima, con la espada mágica del Fuego Secreto, a fin de determinar el derrame de esta Agua preciosa que encierra en su seno. Pues el sujeto de los sabios apenas es otra cosa que un Agua congelada."
Así se obtiene la primera corona. Como hemos visto, la Piedra es un Imán que necesita ser activado por la cuidadosa labor del Filósofo. El Agua Mercurial, en cambio, es el mismo Imán que pasó de la potencia a la acción. Limojon pone en boca de Eudoxio estas palabras:
"...pero el secreto consiste en saber convertir la Piedra en un Imán que atrae, abraza y une a sí esta Quintaesencia Astral, para formar juntos una sola esencia."
La Llave del Gabinete Hermético:
"No es como el agua de las nubes, pero tiene toda la apariencia de aquella (...) es verdaderamente un Imán que atrae hacia si todas las influencias del cielo, del Sol, de la luna y de las Estrellas, para comunicarlas a la Tierra."
En el emblema de Limojon, los rayos del Sol y de la Luna se proyectan sobre el matraz que contiene el Agua Mercurial. Esto, además, nos remonta a la Tabla Esmeralda de Hermes, que dice:
" Su Madre es la Luna, su Padre, es el Sol".
Pienso que estas dos Luminarias representan, aquí, la polaridad cósmica; la dualidad activo/pasivo, positivo/negativo, etc. La unión de las dos Naturalezas, una de las cuales es el Agua Mercurial.
El Compuesto formado por lo masculino y lo femenino.
Por la acción del Fuego Secreto, y con la ayuda del Artista, que interviene llevando con celo el cuidado de la temperatura externa, el Compuesto empieza a metamorfosearse; son dos las Naturalezas que luchan sin tregua entre si, hasta caer rendidas y unirse, atrapadas, en el Caduceo. Dice Fulcanelli en Las Moradas Filosofales:
"Todos los autores herméticos hablan de un terrible combate entre dos dragones, y la mitología nos enseña que ése fue el origen del atributo de Hermes, que provocó su acuerdo interponiendo su bastón. Es el signo de la unión y de la concordia que es preciso saber realizar entre el fuego y el agua."
¿Qué significado tiene ese bastón? ¿Cómo consigue reconciliar a los dos oponentes ancestrales? A tenor de lo que dice Fulcanelli, cierto artificio, al parecer muy simple pero altamente secreto, que Filaleteo veló bajo el símbolo de Las Palomas de Diana, sería la clave.
Así se define el Caduceo en la Concordancia mito-físico-cabalo-hermética:
" Mercurio… llevaba un Caduceo que era una Vara de oro, a cuyo alrededor se enroscaban dos serpientes que Apolo le había regalado."
Por lo que se puede inferir que la vara mostrada en el frontispicio es de Oro, y continua diciendo:
"Las dos serpientes enroscadas alrededor del Caduceo, de las que una era macho y la otra hembra, representaban las dos substancias de la Obra, una fija y la otra volátil. La primera, caliente y seca; la segunda, fría y húmeda, llamadas por los Filósofos: serpientes, dragones, hermano y hermana, esposo y esposa, Gabritius y Beya, perro de Jorasán y perra de Armenia, agente y paciente, etc."
Aquí el autor señala esa operación tan comentada en todos los textos de alquimia que es el Rebis. Lo cual es confirmado por Fulcanelli cuando dice:
" La disolución del Azufre o, dicho en otros términos, su absorción por el Mercurio, ha dado pretexto a emblemas muy diversos; pero el cuerpo resultante, homogéneo y perfectamente preparado, conserva el nombre de Mercurio Filosófico y la imagen del Caduceo."
Volviendo a nuestro grabado, del matraz sale un Caduceo, - el bastón de Hermes del que hablan los párrafos anteriores - con las dos serpientes enroscadas ya apaciguadas, que nos brindan la doble Corona, el Mercurio de los Filósofos. Este contiene las dos naturalezas en bruto, y, a partir de ahora, es preciso que pasen por un proceso de unión; de esa unión nace lo más sublime: lo luminoso, lo solar corporeizado (Azufre).
Entre las dos Coronas centrales, está lo que parece ser un huevo, el cual indicaría que a partir de este momento el proceso se dará dentro del Huevo Filosófico, o Vaso.
En el Huevo se desarrolla el embrión del Azufre, en un proceso que comienza con la Muerte (o Putrefacción) del compuesto, pasa por un amplio abanico de colores, y culmina en el alumbramiento del Fénix (Ave mítica que renace de sus propias cenizas, símbolo de la Resurrección), y que confiere la Triple Corona.
Por último, en lo más alto, la línea de la eclíptica y las tres constelaciones que le suceden al punto vernal, Aries, Tauro y Géminis, coronan el conjunto.
Por lo general se sobrentiende que la estación indicada para dar comienzo a la Obra, es la Primavera, pues así lo afirman muchos autores, entre los que se cuenta Limojon de Saint - Didier, quien en la "Plática de Eudoxio y Pirófilo" dice:
"...la
estación más propicia para el trabajo Filosófico, es aquella en que todos los
seres vivos, sensitivos y vegetales, parecen animados por un fuego nuevo
que los empuja recíprocamente al amor y a la multiplicación de su especie,
que Venus es la diosa de esta Isla encantadora, en la cual descubrió él muy
pronto todos los secretos de la naturaleza: pero para señalar más
exactamente esta estación, dice que se veían pacer corderos y toros en el
prado, acompañados de dos jóvenes pastores, expresando claramente con
esta alegoría espiritual, los tres meses de la Primavera, mediante los tres
signos celestes que les corresponden: Aries, Tauro y Géminis."
Sin embargo, en una ciencia tan velada y secreta como lo es la Alquimia, nada se puede dar por sentado por el simple hecho de haber sido dicho por los autores más acreditados. En efecto, hay muchos otros sabios que aseguran que la Obra se puede realizar en cualquier época del año; que cuando se habla de la primavera como estación ideal, es para indicar, de forma alegórica, qué grado de temperatura se debe aplicar al compuesto: la de un templado día primaveral.
Veamos, por ejemplo, lo que dice al respecto Geber, uno de los más grandes adeptos de todos los tiempos:
"Nosotros no nos preocupamos de la posición ni del movimiento de los Astros, y este conocimiento no nos servirá de nada en nuestro Arte. Así pues, si preparáis como es debido vuestro artificio para la Naturaleza, y cuidáis muy bien de que esté bien dispuesto todo lo que debe hacerse en el Magisterio, no cabe duda alguna de que recibirá su perfección de la Naturaleza".
Respecto a los símbolos de la parte superior del grabado, vale la pena que el lector medite sobre lo que los autores llaman "el cielo hermético" o "el cielo químico", del cual hablan, por ejemplo, Wenceslao Lavinius de Moravia y Jacobus Tollius.
Debe recordarse que los autores cuando hablan del Cielo se refieren al Cielo microcósmico que es un reflejo del macrocósmico, por lo que esos signos del Zodiaco tienen un significado diferente al común. Esto es confirmado por el autor de la Concordancia mito-físico-cabalo-hermética, quien dice, hablando del templo hebreo en tiempos de Hiram:
"La columna de los aprendices estaba marcada por el signo
que en el Zodíaco representa a Aries o el mes de marzo, la columna de los compañeros estaba marcada por una cabeza de Toro que en el Zodíaco representa el mes de abril. Esos signos misteriosos para los Filósofos (como se verá a lo largo de la obra) fueron interpretados más tarde de un modo ridículo por la gente que no conocía su etimología".

*Acerca de las coronas que aparecen en el grabado
Es importante también tener en cuenta que en el dibujo hay cuatro coronas. Las tres primeras parecen indicar las tres etapas de la Gran Obra. La primera corona señala la fabricación del Agua Mercurial. A esta parte del trabajo corresponden las montañas, los riachuelos, el fuego subterráneo y ese trípode triangular que sostiene el matraz. También pertenecen a esta parte del trabajo ese matraz en donde se ve una especie de humo o aire y la cita latina.
La segunda Corona señala el trabajo de la llamada Segunda Obra al cual pertenecen el Caduceo (vara y serpientes) y la propia corona como se verá mas adelante, y la tercera corona señala todo el proceso del Huevo Filosófico hasta el final de la cocción.
Por último, la corona real final señala la culminación de la Gran Obra de la del cual dice Salomón citado por la Concordancia mito-físico-cabalo-hermética:
"Salomón, en sus Proverbios, cap. 4, vers. 9 y 10, parece haber querido comentar este pasaje del Eclesiástico, cuando dice al hablar de esta medicina: «El que la encuentre aumentará las fuerzas del cuerpo y las gracias del rostro. Dará a la frente una Corona brillante, su fruto y su uso preservarán al Sabio de toda enfermedad y multiplicarán sus días felices y los años de su vida porque es su propia vida”.
Es interesante notar que esta corona real esta formada por tres coronas unidas que podría tener dos posibles interpretaciones:
a) que la Gran Obra es producto de tres procesos que ya fueron indicados abajo con las tres coronas separadas.
b) Que para obtener la Medicina Universal es necesario repetir el proceso tres veces.
En cuanto a la segunda corona es la que llama Pernety en su Diccionario "Corona Celeste" y de la cual dice:
"En términos de Alquimia quiere decir Espíritu de Vino. Pero cuando Ramón Lull y los otros Filósofos hablan del Espíritu de Vino, de vino blanco, de vino rojo, no hay que entenderles al pie de la letra: con estos términos entienden al mercurio rojo y al Mercurio blanco que emplean en la Gran Obra."
Cabe señalar también que cada una de las Coronas separadas son diferentes mientras que las tres coronas que forman la corona Real Final parecen iguales.
Juan Carlos
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