los cruceros son monumentos religiosos en forma de cruz, tallados generalmente en piedra. Los encontraremos por los caminos rurales de Galicia y Portugal, los que atraviesan la cornisa cantábrica y Castilla, o en los de Irlanda, Bretaña e Inglaterra. Hoy tomaré uno de ellos como punto de partida para proseguir nuestra incursión en el mundo del blasón y el Noble Saber.
A los pies de los Pirineos franceses, en la pequeña ciudad fronteriza de Hendaya a orillas del río Bidasoa, hay una curiosa cruz labrada en piedra.
Se trata de un crucero de talla algo tosca, en cuyo pedestal se pueden reconocer varios símbolos propios de la filosofía hermética. En el travesaño de la cruz se encuentra, además, una inscripción en latín.
Esta sencilla cruz de piedra de autor anónimo, cuya fecha de realización no se conoce con exactitud, permaneció en el cementerio comunal de Hendaya hasta 1842, año en que fue trasladada a su emplazamiento actual, cerca de la Iglesia de la ciudad. La singularidad de esta obra estriba precisamente en los motivos que decoran su pedestal y en la ya mencionada inscripción que fue cincelada en el travesaño.
No me propongo abordar aquí el significado y el valor de este monumento desde el punto de vista histórico, religioso, o artístico. Hay infinidad de sitios en los que encontrarán muchísima información complementaria sobre él. Bastará navegar un poco por la blogosfera, para comprobar cuánto interés ha suscitado y a cuantas especulaciones ha dado lugar.
Mi único objetivo en este post es el de continuar con mi indagación sobre el lenguaje del blasón partiendo de donde la he dejado.
O CRUX AVE SPES UNICA
La razón principal de que este crucero de piedra haya dado tanto que hablar, es que el desconocido autor del best seller, "El Misterio de las Catedrales" cuyo seudónimo es Fulcanelli, le consagró un capítulo entero de aquel libro.
Se trata de un crucero de talla algo tosca, en cuyo pedestal se pueden reconocer varios símbolos propios de la filosofía hermética. En el travesaño de la cruz se encuentra, además, una inscripción en latín.
Esta sencilla cruz de piedra de autor anónimo, cuya fecha de realización no se conoce con exactitud, permaneció en el cementerio comunal de Hendaya hasta 1842, año en que fue trasladada a su emplazamiento actual, cerca de la Iglesia de la ciudad. La singularidad de esta obra estriba precisamente en los motivos que decoran su pedestal y en la ya mencionada inscripción que fue cincelada en el travesaño.
No me propongo abordar aquí el significado y el valor de este monumento desde el punto de vista histórico, religioso, o artístico. Hay infinidad de sitios en los que encontrarán muchísima información complementaria sobre él. Bastará navegar un poco por la blogosfera, para comprobar cuánto interés ha suscitado y a cuantas especulaciones ha dado lugar.
Mi único objetivo en este post es el de continuar con mi indagación sobre el lenguaje del blasón partiendo de donde la he dejado.
O CRUX AVE SPES UNICA
La razón principal de que este crucero de piedra haya dado tanto que hablar, es que el desconocido autor del best seller, "El Misterio de las Catedrales" cuyo seudónimo es Fulcanelli, le consagró un capítulo entero de aquel libro.
Será pues interesante ver lo que dice el propio Fulcanelli acerca del lenguaje del blasón, en su análisis de la inscripción que se encuentra en el travesaño de esta cruz pétrea. He aquí la inscripción:
"O Crux Ave Spes Unica": O cruz, única esperanza.
Cómo observarán, la palabra Spes (esperanza) aparece truncada, quedando la "S" separada de "Pes".
Esta irregularidad, que a primera vista podría parecer un simple error, es del todo intencional, asegura Fulcanelli, y es precisamente al hablar de este particular que menciona de pasada a Grasset d'Orcet:
"Gracias al valor simbólico de la letra S, desplazada adrede, comprendemos que la inscripción debe expresarse en lenguaje secreto, es decir, en la lengua de los dioses o en la de los pájaros, y que hemos de descubrir su sentido sirviéndonos de las reglas de la Diplomática. Algunos autores, y en particular Grasset d'Orcet, en el análisis del Sueño de Polifilo, publicado por la Revue Britannique, las han expuesto con bastante claridad para que tengamos que hablar de ellas. Leeremos, pues, en francés, lengua de los diplomáticos, el latín tal y como está escrito, y después, empleando las vocales permutantes, obtendremos la asonancia de palabras nuevas que componen otra frase, cuya ortografía y cuyo orden de vocales restableceremos, así como su sentido literario."
Esta cita nos remite a un interesante artículo que intentaremos desentrañar en otro post: el análisis del Sueño de Polifilo, de Grasset d'Orcet.
Pero de momento ya tenemos algunas pistas que dejó caer el mismo Fulcanelli, a pesar de que no parecía querer ser muy prolijo en explicaciones sobre este tema:
1) La primera pista es que habría que traducir al francés el texto tal como está escrito ( es decir, sin alterar el orden de las palabras), esté en la lengua que esté.
2) La segunda es que es preciso emplear las "vocales permutantes" para establecer la asonancia.
3) Restablecimiento de la ortografía y del orden de las vocales.
3) Restablecimiento de la ortografía y del orden de las vocales.
Con respecto al primer punto, Grasset d'Orcet, en su análisis del Sueño de Polifilo, nos dice:
"... en el blasón, un epígrafe griego, latino, hebreo o árabe, debe traducirse siempre al francés, con la designación del tipo de carácter empleado, que es en sí mismo un jeroglífico" (2)
Fulcanelli y Grasset d'Orcet coinciden en afirmar que el francés es la lengua del blasón por excelencia, debido a que según ellos, su origen es griego, y el griego fue la lengua heráldica de la antigüedad clásica.
¿Realmente fue el griego un factor tan fundamental en la cimentación de la lengua francesa?
¿Realmente fue el griego un factor tan fundamental en la cimentación de la lengua francesa?
Es un hecho probado que, a partir del siglo VI antes de Cristo, durante el período arcaico griego, se formaron numerosos asentamientos griegos en la Galia prerromana, que tuvieron una interacción considerable con los pueblos de la región.
Sin embargo, los estudios más recientes descartan la posibilidad de que eso hubiera dado lugar a una helenización en las costumbres y en el idioma de los antiguos galos.
Desde mi más sincero respeto hacia los estudiosos de la historia, debo decir, sin embargo, que no sería la primera vez que ellos se equivocaran al apresurarse en publicar sus conclusiones, por lo que seguiré considerando la posibilidad de que sea cierta la tesis de Grasset d'Orcet y de Fulcanelli, según la cual el francés descendería de la lengua griega.
De hecho, por ejemplo, durante su conquista de las Galias, Julio César informó de que los helvecios, tribu celta vecina de los galos, estaban en posesión de documentos en escritura griega, y todas las monedas galas utilizaron el alfabeto griego hasta aproximadamente el 50 antes de Cristo.
Así, Fulcanelli asegura que... "La razón por la cual no se advierte la intervención cabalística se debe, precisamente, a que nuestra lengua actual (el francés) proviene directamente del griego. En consecuencia, todos los vocablos escogidos en nuestro idioma para definir ciertos secretos, como tienen sus equivalentes ortográficos o fonéticos griegos, basta conocer bien éstos para descubrir en seguida el sentido exacto, restablecido, de aquéllos. Pues si nuestro idioma actual, en cuanto al fondo, es en verdad helénico, su significación se ha visto modificada en el curso de los siglos, a medida que se alejaba de su fuente. Es el caso del francés, antes de la transformación radical que le hizo sufrir el Renacimiento, decadencia escondida bajo el concepto de reforma.
La imposición de palabras griegas disimuladas bajo términos actuales correspondientes, de textura semejante, pero de sentido más o menos corrompido, permite al investigador penetrar con comodidad en el pensamiento.
Este es el método que nosotros hemos utilizado, a ejemplo de los antiguos, y al que hemos recurrido con frecuencia en el análisis de las obras simbólicas legadas por nuestros antepasados." (fin de la cita)
Desde mi más sincero respeto hacia los estudiosos de la historia, debo decir, sin embargo, que no sería la primera vez que ellos se equivocaran al apresurarse en publicar sus conclusiones, por lo que seguiré considerando la posibilidad de que sea cierta la tesis de Grasset d'Orcet y de Fulcanelli, según la cual el francés descendería de la lengua griega.
De hecho, por ejemplo, durante su conquista de las Galias, Julio César informó de que los helvecios, tribu celta vecina de los galos, estaban en posesión de documentos en escritura griega, y todas las monedas galas utilizaron el alfabeto griego hasta aproximadamente el 50 antes de Cristo.
Así, Fulcanelli asegura que... "La razón por la cual no se advierte la intervención cabalística se debe, precisamente, a que nuestra lengua actual (el francés) proviene directamente del griego. En consecuencia, todos los vocablos escogidos en nuestro idioma para definir ciertos secretos, como tienen sus equivalentes ortográficos o fonéticos griegos, basta conocer bien éstos para descubrir en seguida el sentido exacto, restablecido, de aquéllos. Pues si nuestro idioma actual, en cuanto al fondo, es en verdad helénico, su significación se ha visto modificada en el curso de los siglos, a medida que se alejaba de su fuente. Es el caso del francés, antes de la transformación radical que le hizo sufrir el Renacimiento, decadencia escondida bajo el concepto de reforma.
La imposición de palabras griegas disimuladas bajo términos actuales correspondientes, de textura semejante, pero de sentido más o menos corrompido, permite al investigador penetrar con comodidad en el pensamiento.
Este es el método que nosotros hemos utilizado, a ejemplo de los antiguos, y al que hemos recurrido con frecuencia en el análisis de las obras simbólicas legadas por nuestros antepasados." (fin de la cita)
Y llegamos al segundo punto:
las vocales permutantes y la asonancia
¿Qué son las vocales permutantes? Una clave para despejar esta incognita podría encontrarse en la alternancia vocálica o apofonía: se trata de una ley fonética según la cual ciertas vocales toman el lugar de otras en circunstancias específicas. Por ejemplo, la ε (eta) se convierte en ο ( omicron) en casos como este: τρέφω alimentar/ τρόφος alimento. Es un fenómeno que se da de forma parecida en castellano por ejemplo: morir/muero/muramos, en donde la "o" se transforma en "ue" y en "u".
Veamos qué dice la wikipedia al respecto:
"Se denomina apofonía (o también Ablaut - comúnmente escrito ablaut - en el contexto de la lingüística germánica e indoeuropea) a la correspondencia y alternancia de grupos fijos de vocales que, de acuerdo con normas regulares, ocurren dentro de una raíz o un sufijo. Un caso que nos ilustra esta situación es la formación del plural en inglés de man por medio de men. En esta lengua la apofonía también se da en la formación del pasado. Por ejemplo, en la alternancia sing/sang.
El concepto de apofonía fue delimitado por el alemán Jakob Grimm, quien la denominó ablaut. Ello se debe a que el alemán hace un gran uso de este recurso en la flexión y derivación de series de palabras como sprechen (hablar), sprach (habló), gesprochen (hablado), sprich (¡habla!), Gespräch (conversación), Spruch (dicho o proverbio), etc." ( fin de la cita)
Partiendo de esta base las vocales permutantes podrían ser aquellas que en la lengua griega (lengua diplomática según los autores mencionados) hacen apofonía. Así, por ejemplo, sería correcto permutar la e con la o, pero no con la i, que, en cambio, se inclina a transformarse en u.
Asonancia
Fulcanelli establece una relación entre permutación vocálica y asonancia; eso parece sugerir que en el verso octosílabo habría que permutar una o más vocales para hacerlas asonantes a una dada (probablemente la última vocal tónica).
Definición:
"La rima se llama asonante cuando la identidad fonética se da sólo en las vocales, a partir de la última vocal tónica."
A cazar va don Rodrigo,
y aún don Rodrigo de Lara;
con la gran siesta que hace
arrimándose ha a una haya,
maldiciendo a Mudarrillo,
hijo de la renegada,
que si a las manos le hubiese,
que le sacara el alma.
(Donde Lara hace rima asonante con haya, con renegada y con alma.)
Por último (tercer y último punto), procederemos a restablecer la ortografía y el orden de las vocales, partiendo únicamente de las consonantes, las vocales asonantes, y otros elementos que nos ayuden a adivinar el sentido de este octosílabo. En el caso de la cruz de Hendaya, esa ayuda nos viene de la palabra INRI puesta sobre la cruz, y de los cuatro dibujos tallados en el pedestal de la cruz, de los cuales nos dice Fulcanelli:
"En cada una de las cuatro caras del pedestal, observamos un símbolo diferente. Vemos en una de
ellas la imagen del sol; en otra, la de la luna; la tercera nos muestra una gran estrella, y la última, una figura geométrica que, según acabamos de decir, no es sino el esquema adoptado por los iniciados para caracterizar el ciclo solar. Es un simple círculo dividido en cuatro sectores por dos diámetros que se cruzan en ángulo recto. En cada uno de lo sectores figura una A, que los señala como las cuatro edades del mundo, en este jeroglífico completo del universo, formado con signos convencionales del cielo y de la tierra, de lo espiritual y de lo temporal, del macrocosmo y del microcosmo, y donde volvemos a encontrar, asociados, los emblemas mayores de la redención (cruz) y del mundo (círculo)."
Son, como vemos, símbolos cósmicos, que parecen indicar que el resultado del "acertijo" guarda relación con los ciclos planetarios.
La idea de que la vida se refugiará en cierto lugar elegido en el que estará a salvo del cataclismo apocalíptico, se sacaría pues del resto del conjunto simbólico del que la cruz forma parte.
Aparte de los símbolos esculpidos en el pedestal, según Fulcanelli es determinante la "S" perteneciente a la frase del travesaño:
"La letra S, que adopta la forma sinuosa de la serpiente, corresponde a la ji (X) de la lengua griega y toma de ella su significación esotérica. Es el rastro helicoidal del sol llegado al cenit de su curva a través del espacio, al producirse la catástrofe cíclica. Es una imagen teórica de la bestia del Apocalipsis, del dragón que vomita, en los días del Juicio Final, fuego y azufre sobre la creación macrocósmica."
Cómo pueden ver, la lectura que hace Fulcanelli del simbolismo de este monumento tiene como tema central la llegada de una catástrofe de alcance planetario. Tiene que ver con la inversión de los polos magnéticos de la Tierra, y pienso hablar de eso en otra ocasión (*).
Para terminar este post me despediré con una cita de Grasset d'Orcet, tomada de Le Noble Savoir, en la que comenta acerca del lenguaje del blasón:
"Se lee indiferentemente por la derecha y por la izquierda, y siempre de abajo hacia arriba, cuando el tema es un poco complicado; ad libitum en blasones muy simples. El significado está indicado por la dirección de las figuras; por lo demás, solo hay que consultar los diccionarios del blasón, con la condición de que la derecha y la izquierda, o siniestra, siempre se pronuncien Or y Tor, que deben haber sido los nombres galos del Este yo del Occidente (Arian y Touran)" y continúa más adelante: "Los griegos escribieron sus acertijos en versos trocaiocatalécticos de ocho sílabas o cuatro pies terminados por un troqueo. Este verso se conserva en el blasón o grimorio moderno, con la diferencia de que la última sílaba, y en ocasiones la penúltima deben contener la letra L. Es esta innovación, insignificante en apariencia, que parece haberle proporcionado el éxito a la heráldica francesa, haciendo su lectura más fácil que la de las demás."
Resumen
Los tres pasos descritos más arriba se podrían sintetizar de la siguiente manera:
1) [Latin] O crux ave Spes unica
2) Il est ècrit / vie / place unique
3) Il est ècrit que la vie se réfugie en un seul espace
Si quieren profundizar más sobre el tema, tanto el Misterio de las Catedrales cómo Le Noble Savoir, se encuentran íntegros en la red, en formato PDF.
En relación a esta temática me permito además recomendarles mi libro Dos-cuentos-esotericos que se puede encargar en el mismo enlace, también en ebook.
En la misma editorial acabo de publicar mi traducción al castellano de un manuscrito alquimico anónimo mencionado por Fulcanelli: La Llave del Gabinete Hermético.
Les dejo con Frank Zappa preguntandose: pero... quien era Fulcanelli?
Juan Carlos
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