lunes, 17 de junio de 2019

La Sección áurea (para torpes en matemáticas)






Siempre he sido un negado para los números. En otras asignaturas era buen estudiante, pero en matemáticas... hasta tuve que recibir clases particulares. Por eso es un reto para mi entender qué es eso del número de oro, la sección áurea, etc. 
Cómo las raíces cuadradas y los quebrados no están hechos para mi, he tratado de buscar explicaciones sencillas y en lenguaje común, que me ayudaran a entender esto más bien de forma intuitiva. Para ordenar mis ideas, lo resumo todo en este post que se podría titular "La sección áurea para dummies", y que tal vez le pueda ser útil a otros tan torpes como yo para los números. El documental que pongo a continuación es muy esclarecedor, y más abajo, pueden ver y escuchar a Yes interpretando "The order of the universe".







Uno de los anhelos más grandes del ser humano ha sido, desde siempre, el de encontrar una fórmula, una ley universal que lo explicara todo, que fuera la llave que abriera todas las puertas.  La sección áurea (también llamada proporción áurea, número de oro, divina proporción, etc.), es algo así, en cierto modo. Es por eso que le dieron un nombre que la vincula al oro, metal que en la antigüedad representaba la excelencia dentro de la naturaleza: por la sección áurea descubrimos que una caracola marina, un ciclón, un cristal de cuarzo, o una galaxia están cortados básicamente por el mismo patrón.
Me ha costado bastante entender este concepto, porque, como ya he dicho, nunca se me han dado bien las matemáticas, pero ahora que lo entiendo, aunque sea a un nivel básico, cada vez me parece más apasionante. 
Estoy muy agradecido con los autores del documental que está arriba, porque me han aclarado muchas dudas. Pero fue la siguiente frase la que quizás más me ayudara a entender qué es la proporción áurea: 

"Para que un todo, dividido en partes desiguales, parezca hermoso desde el punto de vista de la forma, debe haber entre la parte menor y la mayor, la misma razón que entre la mayor y el todo"



La frase es de Adolf Zeising (1810-1876), matemático y filósofo alemán, que, por decirlo de alguna manera, hizo que la sección áurea, después de un par de siglos de impopularidad, volviera a estar de moda.


Para entender lo que quiso decir Zeising, tenemos que detenernos un momento en la llamada "serie de Fibonacci", una secuencia de números que va del 0 al infinito; en ella, cada número es el resultado de la suma de los dos números anteriores. Así, la secuencia tendría el siguiente desarrollo: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, etc.

Lo curioso de esta secuencia es que, salvo para los primeros cuatro números, todos los demás, divididos por el número que les precede,  dan  cómo resultado siempre una misma cifra: 1,618, llamada también número Phi, que sería, nada más y nada menos que la  ración áurea. Este número determina, si no todas, la mayor parte de las proporciones que existen en la naturaleza. No hay disciplina científica o artística en la que no nos tropecemos con él.





La forma mas sencilla y gráfica de explicarlo es echando mano de la geometría, y más concretamente de un rectángulo cuyo lado más largo mida "phi", o sea, que es 1,618 veces más grande que el lado más pequeño. En él existe, por lo tanto, una proporción áurea entre los dos lados, por lo que se le ha bautizado con el nombre de "Rectángulo Dorado".







Como vemos en la figura, si trazamos un cuadrado (a) dentro de ese rectángulo, que sea igual al lado menor de este último, junto a este cuadrado quedará un rectángulo más pequeño (b). Resulta que ese rectángulo mas pequeño es otro "Rectángulo Dorado", por lo que su lado mas largo también medirá "phi", y si volvemos a trazar un cuadrado dentro de este rectángulo pasará lo mismo, y así al infinito, como sucedería en un fractal

Ahora entenderemos mejor la frase de Zeising: el lado mas largo del rectángulo (a+b), que mide phi (1, 618), al trazarse el cuadrado se divide en dos partes (a y b). Lo que dice Zeising es que cuando [a+b] es a [a], lo que [a] es a [b], hay armonía, belleza y proporción.






Esa armonía se puede contemplar en la caracola de arriba, por ejemplo, que se parece mucho a la espiral que resulta de trazar una linea curva que pasa por los vértices de los cuadrados y rectángulos que hemos dibujado.

Se trata de la "Espiral Dorada", también llamada "Espiral de Durero", que encontraremos en toda manifestación de la naturaleza.






Naturalmente, esta del rectángulo, es sólo una forma de aplicar la sección áurea. Puede aplicarse por igual a un triángulo, un circulo, e incluso a una recta.
Lo más fascinante de esto, para mi, es ver que la naturaleza tiende al orden. Que en ella hay cierta inclinación a la armonía, a ajustarse de forma espontanea a un canon de lo que es bello, económico, funcional, etc. a veces con mayor, y otras con menor acierto.




Los pétalos de muchas flores se distribuyen siguiendo la secuencia de Fibonacci. Y cómo dice el documental de arriba, la mayor parte de las flores poseen 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55 o 89  pétalos: todos números de la serie de Fibonacci. Lo mismo pasa con las semillas en la flor del girasol, y de este modo caben más semillas que si se ordenaran, por ejemplo, de forma lineal.
Las ramas de los árboles también hacen su aparición basándose en la secuencia de Fibonacci.
Los huracanes, las galaxias en espiral, y hasta nuestro propio ADN contienen esa secuencia numérica... 

El hombre de Vitruvio, dibujado por Leonardo, nos muestra cómo es un cuerpo humano que se ajusta al cien por cien a la sección áurea.







Muchos artistas, imitando a la naturaleza, han recurrido desde hace siglos a este patrón, a veces deliberadamente, otras de forma intuitiva: lo encontramos en la arquitectura, la pintura, la poesía y cómo no, la música. Pero la relación de esta última con la sección áurea la abordaré en el próximo post. No quiero irme sin remitirles a un tema muy interesante, que nos dará una idea del alcance del asunto que nos ocupa: la relación entre la sección aurea y la bolsa de valores!








                                          el Canario




2 comentarios:

  1. Pasa con la matemática lo que pasa con las piezas musicales: tendemos a apreciar lo familiar.
    En la antigüedad era bastante usada la regla del maldito 1,6…, pero otras reglas eran también aplicadas. Y la razón es que los comitentes (los que ponían la plata) deseaban algo que les fuera familiar, o que al menos no fuera evidentemente “raro”, por ejemplo, por ser asimétrico, o muy chato. Otro ejemplo: los griegos hacían las columnas con éntasis, un leve engrosamiento en la parte central, para que a la distancia lucieran más cilíndricas. Estaban rechiflados por Platón y sus formas “ideales”. Hoy en día, si Ud. fuera arquitecto, nadie le pediría que sus construcciones tuvieran una proportio aurea ni ganaría un concurso sólo por tenerla.
    A usted y a mi es posible que nos guste más un Jaguar Type E que un Citroén 2CV, pero convengamos que hemos sido educados en apreciar el poco práctico, caro y no confiable Jaguar E. O sea, la belleza del Jag habla más de nosotros que del auto.
    Y la naturaleza? Como todos sabemos, la naturaleza imita el arte. Esto es, nuestra mirada sobre la naturaleza es lo que define su existencia. La espiral de los caracoles se parece más menos a una espiral que siga una proporción áurea, pero la espiral de las galaxias espirales no lo hace. Los equinodermos, por su parte, no tienen ninguna espiral y sin embargo tienen una simetría radial bastante peculiar. ¿Debemos hacer una teoría de la belleza que contemple la simetría radial? No parece
    Vamos a la música, otro arte: de veras podemos sostener que la ópera es la cumbre de la expresión artística? No creo, pero unos años atrás muchos lo creían. Spotify nos informa que es improbable que pongamos en nuestras listas personales (playlist) músicas que conocimos después de nuestros 30 años. O sea, que me emocione Genesis habla más de mi edad que de las virtudes del grupo musical, por mucho que desprecie a quien opine que son aburridos.
    ¿Y las matemáticas? Habrá notado que los que no aprecian la matemática no la conocen, lo que nos lleva a sospechar de la falta de aprecio. Permítame ser obvio: la matemática es un lenguaje, apropiado para expresar y manipular ciertos conceptos, y manifiestamente inadecuado para todos los demás entes.
    Pensemos en el Latín: si deseo evaluar a Séneca o a Virgilio, más vale que lo lea en Latín, porque leído en castellano es probable que pierda gran parte de la gracia. Pero si no me gusta el Latín, no tiene mucho sentido buscar una explicación en las complicadas desinencias, o en que es una lengua que nadie salvo los del vaticano cuando están de coña hablan: no me gusta porque no me sirve a nada útil ni me agita ningún recuerdo placentero.
    Cuando la matemática no nos guste, es más fructífero mirar cómo ha sido nuestra historia (familiar y escolar) con la maldita. Muy habitualmente nuestra tirria con las matemáticas es en realidad contra unos ridículos maestros de Siruela que pretendieron (y a veces nos hicieron creer) que saber resolver una ecuación cuadrática era la posta de la vida.
    Olvídese de los quebrados y las raíces cuadradas: no son nada relevantes en la matemática y cualquier calculadora hace esas operaciones mucho mejor. Preocuparse por ellas es como desdeñar el español porque usa la ñ.
    Cuando se encuentre con problemas que pueden ser manejados con auxilio de las matemáticas: Estadística, Probabilidades, Negociación, Resistencia de materiales, es muy factible que las use sin preocuparse de que le gusten o no.

    Disculpe que use su sitio para atacar su tesis. Me parece que la explicacion "esencialista" es una pesada mochila conceptual

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  2. Al contrario amigo, se agradece todo lo que invite a pensar.Estoy de acuerdo con usted en muchos aspectos: no escucharía la música de Miles Davis, por ejemplo, que es una continua transgresión de los canones de la armonía, si estuviera convencido de que todo lo bueno se tiene que regir forzosamente por unas proporciones
    establecidas. El jazz busca precisamente la libertad con respecto a las reglas y me encanta por eso mismo. Sin embargo si pienso que la naturaleza tiende a un orden y es lo que realmente quise decir en este post. Un saludo cordial, invitandole a intervenir y a cuestionar todo lo que desee. Su comentario es un verdadero lujo para este blog: muchas gracias!

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