Una joven religión procedente de la periferia del imperio romano, también diseñó su propio sistema de festividades y ritos dentro del cual (como ocurría con la mayor parte de cultos que la precedieron), el equinoccio de primavera es el momento culminante.
Tras siglos de evolución, los cánticos que entonaban aquellos primeros cristianos de las catacumbas, llegaron a alcanzar el grado de sofisticación, y a la vez, de sencillez que se pueden apreciar, por ejemplo, en las piezas vocales que oiremos aquí.