Voy a comentar a continuación algunos de los muchos himnos con los que la humanidad rindió homenaje al Astro Rey. Todos ellos, a mí modo de ver, expresan maravillosamente, cada uno en su estilo, el sentimiento de veneración y gratitud que abriga el ser humano hacia la estrella que ilumina y da vida a todo el sistema solar.
La primera pieza que pondré debajo de estas líneas será el Himno al Sol con el que comienza la ópera Iris, de Pietro Mascagni, que llegó a ser el himno oficial de las olimpíadas de Roma de 1960. Su belleza y su grandiosidad son sobrecogedoras.