viernes, 5 de octubre de 2018

Pattie Boyd (II)





Aquí va la segunda parte de la historia de Pattie Boyd, cuyo matrimonio con George Harrison empieza a ir a la deriva.

Con lenguaje ameno y fluido, Panciutti entra en detalles sobre la última etapa de la relación entre el beatle melancólico y su esposa; sobre la a veces idílica, y otras veces tormentosa amistad entre los matrimonios Harrison y  Clapton; la salida de este último de Cream, y muchos otros asuntos relacionados.








Volvamos con Eric Clapton. Como ya dije, el guitarrista estaba harto de Cream; las peleas en la banda eran cada vez más insoportables (en especial la rivalidad entre Jack Bruce y Ginger Baker) y estaba cantado que así no podían seguir. En julio de 1968 se anunció oficialmente la disolución, aunque con una gira de despedida (22 conciertos en USA y dos finales en el Royal Albert Hall el 25 y el 26 de noviembre) y la publicación de un último disco, Goodbye. En ese disco, por cierto, se incluye Badge, que fue compuesto a medias entre Eric y George (con la participación etílica de Ringo); además, en la grabación del tema participó Harrison (bajo el seudónimo de L’Angelo Misterioso) tocando la guitarra rítmica. O sea, que había muy buen rollito entre los amiguetes por esas fechas. Surgirían algunos problemas, claro; por ejemplo, se cuenta que George confiaba tanto en Eric que le dejó la maqueta del álbum blanco, aún inédito, y éste se la llevó a Estados Unidos y se la fue dejando escuchar a varias personas. Al Beatle le llegaron noticias de tamaña indiscreción (cuyas consecuencias económicas podrían haber sido muy graves) y cabreadísimo telefoneó a su amigo para echarle la bronca (incluso se planteó demandarlo). Según cuenta en su biografía, Clapton se sintió terriblemente herido porque pensaba que estaba haciéndole un favor dando a conocer su música a gente con mucho criterio. Fue un primer enfado aunque al cabo de poco tiempo recuperaron su amistad..



                Clapton con Charlotte Martin



Desde finales de la primavera de 1967, Clapton compartía con Martin Sharp –un australiano polifacético de aquellos intensos años– un ático en el Pheasantry, un edificio del XVIII en King’s Road, en el barrio londinense de Chelsea, llamado así porque en él se criaron faisanes para la casa real. Su novia de entonces era Charlotte Martin, una modelo francesa, a la que conoció justo cuando estaban formando la banda que sería Cream (Charlotte era guapa pero ni de lejos tanto como Pattie). La amistad entre Harrison y Clapton se cimentó precisamente en Chelsea, más o menos, calculo yo, entre el encuentro de mayo del 68 en la oficina de Stigwood) y septiembre, ya que a partir de entonces ambos, cada uno por su lado, se fueron a Estados Unidos: Eric para la gira de despedida de Cream y George en el viaje que ya he contado con visita a los Dylan en Woodstock. En ese periodo, el rollo entre ambos era sobre todo musical y Harrison era el que casi siempre buscaba la compañía de Clapton, haciendo con frecuencia, en el regreso a su villa de Esher desde los estudios de Apple en Savile Road, una parada en el Pheasantry para fumarse un porrito y rasguear relajadamente las guitarras. Se cuenta que uno de los efectos del viaje a la India, entre febrero y abril de ese 1968, fue que Harrison quedó fascinado por Krishna y, en particular, por su corte de gopis, jóvenes amantes del Dios pastor. De modo que, mientras Pattie se quedaba en el domicilio campestre, George se dedicaba a procurarse sus propias devotas con las que vivir experiencias tántricas; a fin de cuentas, como miembro de los Beatles, el chico tenía motivos para sentirse en proceso de divinización y dispuesto a dejarse adorar. De otra parte, cada vez era menos cauteloso con sus aventuras sexuales y a Pattie le empezaron a llegar noticias. De hecho, ella misma contó que ya hacia mediados de 1968 el matrimonio andaba mal. Sin embargo, la ruptura de ese matrimonio todavía tardaría años en llegar (no fue hasta 1974). Ahora bien, el dramático enamoramiento de Clapton, que tanto le cambiaría la vida, ocurriría a partir del nuevo año, ya en 1969.

         


En el primer trimestre de 1969 Clapton compró Hurtwood Edge, una mansión italianizante de principios de siglo en Surrey, a unos 50 kilómetros al Sur de Londres. La idea de dejar la capital, el bullicioso centro de la movida, llevaba rondándole un tiempo, desde que se dio cuenta de que tenía ya suficiente capital para permitírselo. Imagino que bastante le influiría que su amigo George y otros cuantos de los colegas rockeros poseyeran lujosas residencias campestres (es llamativa la fascinación que sentían todos esos chicos, la mayoría de origen proletario, por imitar el way of life doméstico de la estirada aristocracia británica, con sus palacetes rurales; menos mal que a ninguno le dio por apuntarse a la caza del zorro). De otra parte, recordemos que Eric era oriundo de Surrey, así que volver a su condado natal también pesaba en sus intenciones. Pero, según cuenta en su biografía, el empujón definitivo para dejar Chelsea fue su desagradable experiencia con el por entonces muy conocido fustigador de las estrellas de rock inglesas, el policía Norman Pilcher. Este Pilcher había saltado a la fama tras detener en su domicilio (el 18 de octubre de 1968) a Lennon y Yoko Ono por posesión de cannabis (las malas lenguas dicen que fue el propio policía quien puso la droga). Un par de meses después, a Eric Clapton le advirtieron que estaba en la “lista de Pilcher” y que la redada era inminente. Ésta se llevó a cabo, en efecto (no he podido descubrir con seguridad la fecha, pero calculo que sería en diciembre o en enero): el madero y sus secuaces entraron con perros en el Pheasantry y detuvieron a algunos amigos de Clapton, pero no a él porque se había mudado por precaución a la casa de Stigwood. En fin, que se sumaban varios motivos para que el guitarrista diera un vuelco a su vida, cerrara una etapa (musicalmente la de Cream) y abriera otra nueva. La mudanza supuso un cambio relevante en lo que interesa a este relato: a partir de entonces fue Eric el que visitaba a George en Kinfauns (ambas residencias estaban en Surrey, distantes unos 25 kilómetros). Y Pattie estaba presente en esos encuentros.




¿Cuándo empezó el enamoramiento de Clapton? Según su autobiografía fue a partir de empezar a tratar asiduamente al matrimonio (“Empezamos a pasar mucho tiempo juntos. En algunas ocasiones tanto él como Pattie se pasaban por Hurtwood para enseñarme un coche nuevo o para cenar y escuchar música … En otras ocasiones, yo me iba a su casa a tocar la guitarra con él o simplemente para pasar el rato”). Por tanto hubo de ser más o menos a partir de marzo. Un dato que permite fijar los inicios de esta etapa de la relación es que fue durante los primeros días en Hurtwood cuando, en una preciosa mañana de abril, George empezó a improvisar la que sería Here comes the sun. También sabemos que el proceso fue largo. Eric confiesa que se sentía abrumado, obsesionado por el enorme deseo amoroso hacia Pattie, pero lo cierto es que hasta la cita secreta para tocarle Layla (de la que ya hablaremos) no dejó de tener mujeres consigo. Además, alguna cosilla no me cuadra, como la ruptura con Charlotte. En sus memorias nos dice que habían estado juntos dos años y la había amado tanto como era capaz de amar pero el desbordamiento de sus sentimientos acabó con la relación. Viene a contarnos que no podía seguir con Charlotte cuando otra persona, por más que fuera inaccesible, dominaba todos sus pensamientos. Muy bonito aunque poco verosímil. 




Resulta que en los primeros días de 1969, poco después del regreso de Pattie y George a Inglaterra para pasar las navidades y empezar con las sesiones de Get Back, Charlotte dejó a Clapton y se mudó por unos días a casa de los Harrison. Y, según cuenta la propia Boyd, no parecía muy triste o, si lo estaba, eso no le impidió enrollarse con el Beatle. Posteriormente, ambos músicos se refirieron a ese episodio en términos muy similares: que el motivo por el que Eric se ligó a Pattie fue para vengarse de George, que antes se había ligado a Charlotte. Explicación bastante menos romántica, desde luego, e incluso con cierto tufillo machista. En todo caso, a esos efímeros escarceos en Kinfauns les debemos Let it down, cuya letra derrocha sensualidad y lujuria.






Así que, a lo mejor, no fue el enamoramiento de Pattie lo que llevó a Eric a romper con Charlotte; tal vez fue ella la que decidió dejarlo. Probablemente, cuando Clapton compró Hurtwood Edge, Charlotte ya no era su novia, se había ido a pasar una temporada a Francia (volvería luego para emparejarse con Jimmy Page, ahí es nada). Pattie Boyd al describir en su biografía (Wonderful Tonight) aquellos primeros días de tímido cortejo, siempre habla de un Clapton soltero, al que incluso se preocupa de buscarle pareja. Pero eso debió ser hacia los últimos meses de 1969, porque hacia mayo, cuando se estaba formando la banda que se llamaría Blind Faith, en la vida de Eric aparece Alice Ormsby-Gore, una chiquilla de dieciséis años, hija del quinto barón de Harlech, diplomático británico que había sido embajador en los USA. De ella nos dice el propio Clapton que era perturbadoramente bella, de espesa melena castaña rizada, ojos grandes, sonrisa enigmática y risita contagiosa y encantadora. Pero, a pesar de que le gustaba muchísimo, siempre pensó que nada serio podría pasar entre ellos: no parecían ni remotamente compatibles y, además, estaba enamorado de Pattie (o eso repite insistentemente en su libro aunque dudo de que fuera para tanto). Aun así, Alice se fue a vivir con Eric, en septiembre hicieron público su noviazgo, y estuvieron juntos unos cinco años, compartiendo la adicción a la heroína. Clapton, con el apoyo de la familia de su novia, logró desengancharse; la recuperación –primavera de 1974– trajo también la ruptura con Alice. Ella tenía solo 22 años. No he logrado averiguar nada de su vida a partir de entonces hasta el final: el 17 de abril de 1995, unos días antes de cumplir cuarenta y tres, cuando la encontraron en una pensión de Dorset muerta por sobredosis de caballo, con la jeringa en el brazo.




PS: Los primeros días de la relación entre Eric y Alice fueron también los del inicio de la breve aventura de Blind Faith, banda que debutó con un concierto gratuito en Hyde Park en junio del 69 y que nos ha dejado un excelente disco. La única canción del LP compuesta por Clapton es Presence of the Lord, que compuso al poco de mudarse a Hurtwood Edge y sentir que por fin encontraba su sitio y la forma de vivir que quería (se equivocaba, claro). Casi cuarenta años después, vuelve a interpretarla en Chicago con su colega de Blind Faith, Steve Winwood, en el Crossroads Guitar Festival. Este es el video de esa actuación.





Miroslav Panciutti







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