sábado, 11 de marzo de 2023

Literatura Alquímica


                                                           




Desde el más estricto anonimato filosófico, nuestro apreciado amigo M.M. nos brinda una serie de recomendaciones acerca de los libros que hay que leer para iniciarse en el Arte Alquímico. 
En este blog seguiremos haciéndonos eco de las enseñanzas y recomendaciones de este benevolente filósofo, a quien agradecemos de corazón que sea una luz en estos tiempos de oscuridad y confusión. En ulteriores post, nos adentraremos en algunos de estos textos, y en otros que también nos han sido recomendados por M.M. 




                                 






Se pretende aquí dar, al menos, una lista mínima de los textos necesarios para adentrarse y comprender el laberinto de la literatura alquímica.

Se debe, sin embargo, advertir que:

1.    Prácticamente toda la literatura moderna al respecto es inservible, ya sean textos escritos por científicos del siglo XX o por “pseudo-adeptos” que han proliferado desde la segunda mitad de dicho siglo XX y que pretenden revelar al neófito los misterios de este Arte. Entre estos últimos tenemos a Frater Albertus, Roger Caro, Simón H. y a muchos otros.  Entre  los comentadores científicos, tenemos entre los más famosos a Jung, quien dió una interpretación “psicológica” de los textos alquímicos, y más recientemente, a Lawrence Principe quien ha tratado de interpretar los textos alquímicos, principalmente de Isaac Newton y de Filaleteo a quien el identifica con George Starkey, de forma literal considerandolos técnicas químicas normales. Este último ha publicado varios libros donde da una “interpretación científica” a los textos que interpreta.  A este listado de autores modernos debemos agregar lamentablemente a todos los historiadores y estudiosos de Ambix y otras revistas especializadas.

       Dentro de este grupo, sin embargo, merece una mención aparte y honorífica Georges Ranque, científico quien en el ocaso de su vida en el decenio de 1970 escribió una obra sobre Alquimia La Piedra Filosofal donde se muestra abierto a la posibilidad de la existencia de la Piedra Filosofal y aunque sus conclusiones son equivocadas, el texto que escribió es humilde y sincero y sus ideas son desarrolladas en una forma lógica abriendose a posiblidades nuevas aunque, al final, sean erróneas.  La lectura de su pequeño libro aunque no aporta nada al desentrañamiento del proceso alquímico es muy agradable e instructiva e incluye tres textos importantes que no habían sido traducidos en la década de los setenta.

            Entonces, para estudiar Alquimia hay que comenzar estudiando los textos que han sido consagrados por la tradición como verídicos a través de los tiempos y hay que intentar comprender no solo la  nomenclatura alquímica sino lo que el autor pretende decir en el texto específico que se este leyendo.  Es posible sacar todo el proceso alquímico de las obras más famosas que fueron impresas en los últimos 500 años. Sin embargo, para el estudioso ya muy avanzado en el estudio de esta Ciencia y que tenga ya una noción bastante acertada del desarrollo del proceso Alquímico, le sería muy provechoso la consulta de algunos manuscritos del siglo XVI al XVIII diseminados por varias de las bibliotecas europeas y de USA donde se encontrarán pasajes y descripciones muy reveladoras. Esto es posible actualmente a casi cualquier persona con acceso al Internet ya que muchos de estos textos están digitalizados y disponibles en forma gratuita.

            Teniendo estas aclaraciones en mente comencemos el listado con las dos obras Alquímicas más famosas del siglo XX: “El Misterio de las Catedrales” y “Las Moradas Filosofales” de Fulcanelli aparecidas en 1929 y 1930 respectivamente. 

       Estas dos obras enigmáticas y absorbentes han atraído a muchas personas hacia el estudio de la Alquimia en el siglo XX. Indudablemente han sido redactadas por un profundo conocedor de la Ciencia Hermética. Pero según el humilde parecer del autor de estas líneas estas magníficas obras son completamente inútiles si se pretende sacar de ellas un procedimiento de laboratorio. Las operaciones han sido tan fragmentadas y mezcladas que es imposible poner algún orden en ellas si alguien no tiene ya un conocimiento profundo del proceso alquímico y del orden de las operaciones.  Esta forma de proceder es algo que el propio Canseliet reconoce al final del primer prólogo a Las Moradas Filosofales.

Son, sin embargo, imprescindibles para verificar términos, encontrar relaciones y obtener información específica de una operación cuando ya se la conoce. Contienen una cantidad increíble de información que no se encontrará en ninguna otra parte. Interesantemente debe señalarse que no dice casi nada sobre la primera parte del Proceso excepto por dos o tres comentarios aislados.

Por otro lado, hacen mención de la mayoría de textos clásicos de la alquimia por lo que el lector solo tendrá que ir viendo las referencias y buscando la edición moderna de esos textos: Artefio, Pontano, Flamel, Basilio Valentin, Jacques Le Tesson, Bastdorff, Jean D’Espagnet, Raymundo Lulio, Arnaldo de Vilanova, Michael Maier, Cyliani, Huginus à Barmâ, George Aurach y muchos más aparecen en sus páginas y todos son dignos de una atenta lectura. Así mismo hace mención de muchas otras obras famosas cuyo autor permanece anónimo como La Turba de los Filósofos, el Mutus Liber, el Acuario de los Sabios, etc.

Ampliando lo que se dijo sobre los manuscritos que se pueden obtener digitalmente, con referencia a Fulcanelli, se debe hacer notar que actualmente  es posible conseguir a través del Internet casi todos de los manuscritos y textos impresos del siglo XIV al siglo XIX mencionados en los libros de Fulcanelli y que pueden, entonces, ser leídos por el lector interesado.

       En fin, sobre los textos alquímicos que deberían estudiarse y tratar de entender se sugieren los siguientes que pueden conseguirse fácilmente ya sea en internet o en forma impresa:

1.    La Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey, Ireneo Filaleteo

2.    El conjunto de obras que conforman el Ripley Reviv’d de Ireneo Filaleteo

3.    Three Tracts on Medicine de Ireneo Filaleteo

4.    La Nueva Luz Quimica y el Tratado de la Sal del Cosmopolita

5.    El Rosario de los Filósofos de Arnaldo de Vilanova y

6.    El Rosario de los Filósofos de autor anónimo impresa en 1550.

7.    El Acuario de los Sabios, Anónimo.

8.    La Cadena Dorada de Homero o la Naturaleza desvelada (2 Tomos) de Anton Kirchweger.

            En todos estos textos puede observarse, para el que sepa como leerlos, la unidad de la práctica alquímica.  Y si alguien sugiere, como puede observarse en muchos comentarios modernos, que cada autor tenía un procedimiento particular, esa afirmación solo demuestra que no los ha comprendido adecuadamente.

            Hay que mencionar que muchos autores de los siglos XIV al XVII mencionan que obtuvieron su conocimiento de Raymundo Lull a quien clasifican como uno de los más grandes alquimistas.  No se le mencionó en  esta lista por la dificultad de conseguir su Testamento que  es su obra más importante y completa.  Sin embargo. Pueden conseguirse actualmente una versión en español de la Editorial Índigo y una versión francesa de Beya Editions.  Si alguien tiene la oportunidad de conseguir cualquiera de ambas ediciones, este texto es altamente recomendado aunque su lectura y comprensión es muy difícil.  Se recomienda como una lectura avanzada cuando ya se tenga un mejor conocimiento de la secuencia de las operaciones alquímicas.

            Esta lista, sin embargo, debe de ser complementada por las lecturas que más atraigan al estudioso y que mejor comprenda.  Cada quien debe ir decidiendo al respecto.  Para poner un ejemplo sacado de los propios autores, Filaleteo afirma en uno de sus tratados que no aprendió absolutamente nada de Raymundo Lull y alaba como casi imprescindibles a George Ripley y a Bernardo el Trevisano.

            Para finalizar con este listado, existe un autor casi desconocido de la primera mitad del siglo XX llamado Archibald Crocken quién escribió Alchemy Rediscovered and Restored publicado en 1940.  Este autor ha sido injustamente olvidado y su obra, muy sencilla en comparación a la de Fulcanelli, es sin embargo, muy completa y esclarecedora.   Y sus comentarios sobre varios autores alquímicos dispersos a lo largo de su obra pueden no solo complementar sino ampliar la lista aquí dada.  

            En la época actual a través del Internet es posible consultar y leer textos antiguos que antes estaban restringidos a Bibliotecas Europeas o Estadounidenses. Se pueden encontrar los archivos electrónicos de una gran cantidad de textos tanto impresos como manuscritos en inglés, francés, alemán, italiano, español y latín que darán al lector curioso una amplia oportunidad de convertirse en un experto en este arte.

            Algunos de los sitios más recomendables y completos son:

a.    Gallica (Biblioteca Nacional Francesa).  Aparte de otros textos interesantes contiene muchos de los tratados y manuscritos mencionados por Fulcanelli (en francés).

b.    Bibliotheque numerique alchemique: http://www.bnam.fr/.  Contiene la versión electrónica del texto original o la transcripción de muchos de los tratados alquímicos clásicos (en francés)

c.    Internet Archive: https://archive.org/.  Contiene el texto electrónico de textos impresos y manuscritos en en francés, inglés, español, latin y alemán.  Para alguien que quiera comenzar a introducirse en la lectura de textos alquímicos se recomienda el conjunto de obras re-editadas por Arthur Waite a finales del siglo XIX y que se pueden encontrar en este sitio.  Entre las obras que él reeditó en inglés se encuentran: Writings of Paracelsus, Collectenea chimica, Hermetic Museum Restored and Enlarged, The New Pearl of Great Price of Bonus Ferrara , The Triumphal Chariot of Antimony of Basile Valentin, The Turba Philosopharum y the Works of Thomas Vaughan Eugenius Philalethes.

d.    Le Miroir Alchemique: https://le-miroir-alchimique.blogspot.be/p/tous-les-textes.html. Contiene gran cantidad de textos en francés en formato html y algunas obras en inglés principalmente del Theatrum Chemicum Britannicum.

e.    Arbor d’Or Editions. https://www.arbredor.com. Una excelente colección de textos en francés con una cuidadosa transcripción al lenguaje moderno.

            Para ayudar al lector interesado debe señalarse, aunque parezca obvio, que existen muchos términos propiamente alquímicos cuyo significado debe de ser sacado de los propios textos. Estos  son normalmente bastante prolijos al mencionarlos. Entre estos tenemos términos como: acero, águila, alkaest, alma, araña, Huevo, imán, Mercurio Rojo, Mercurio Blanco, Plata Viva, Virgen, etc.

            Por último hay también términos propiamente químicos que sin embargo tienen un significado muy particular en esta Ciencia. Entre estos tenemos: destilación, putrefacción, sublimación, calcinación, etc. Un motivo muy grande de confusión es que muchas veces estos términos tienen significados diferentes dependiendo de a que parte del proceso se estén refiriendo los autores. 

            Permítasenos para concluir este breve listado de textos alquímicos, citar a Godfrey Higgins (1772-1833), magistrado y mitografo, autor del “Anacalypsis; An Attempt to Draw Aside the Veil of the Saitic Isis; or an Inquiry into the Origin of languages, Nations and Religions.  Aunque él no fue un alquimista lo que escribió refiriendose a su muy particular campo de estudio puede aplicarse con toda propiedad al estudio hermético (se ha señalado con negrita lo que se quiere resaltar de esta cita):

I came to a resolution to devote six hours a day to this pursuit for ten years. Instead of six hours daily for ten years, I believe I have, upon the average, applied myself to it for nearly ten hours daily for almost twenty years. In the first ten years of my search I may fairly say, I found nothing which I sought for; in the latter part of the twenty, the quantity of matter has so crowded in upon me, that I scarcely know how to dispose of it.

 

            Lo que recuerda el famoso adagio alquímico de la decimocuarta plancha del Mutus Liber: Ora, lege, lege, lege, relege, labora et invenies ('Ora, lee, lee, lee, relee, trabaja y encontrarás').

 


                                      M.M.










































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