Es una gran alegría encontrar en el camino a personas afines, que compartan con uno intereses e inquietudes. A veces son simples compañeros de viaje, otras veces son sabios que han venido para señalarle a uno el camino, pero, en cualquier caso, su compañía, y su esclarecedora presencia son grandes bendiciones.
Este blog, que empezó estando consagrado exclusivamente a la música, poco a poco se fue orientando hacia otra de mis grandes pasiones: la alquimia y la cábala hermética. Fue precisamente gracias a este espacio que he tenido la oportunidad de entrar en contacto con varios compañeros de viaje que son verdaderamente fantásticos.
Este es el caso de MM que comenzó por hacer unos comentarios interesantísimos de algunos de mis posts, desde los meramente musicales, hasta los relacionados con la alquimia y la cábala hermética, dando muestras de estar en posesión de un alto nivel de conocimiento en distintas materias.
Justo ayer, hizo una serie de comentarios acerca del post "El Caduceo y los dos principios alquímicos", comentarios que me propongo estudiar a fondo, y es por eso que los reúno todos en un solo post ( con la autorización de su autor), para que resulte más fácil su lectura, pues los considero de gran interés.
MM como verán, menciona con frecuencia el libro "Concordance mytho-physico-cabalo-hermétique", de Fabre du Bosquet, cuya portada aparece al final de este artículo, y del cual voy a ofrecer un conjunto de párrafos sueltos que encontré en la red, traducidos al castellano.
Solo me queda agradecer de corazón al autor de tales comentarios, por su generosidad.
Estimado Juan Carlos:
Lamento hacer esta aclaración hasta este año del 2023 pero hasta hoy me he dedicado revisar todos sus interesantes artículos aunque ya en alguna ocasión comenté uno.
Referente a este artículo, Fulcanelli dice inmediatamente antes de la cita que usted hace sobre la conducta reprobable : "Filaleteo, aunque escribe sobre la misma disciplina, pretende colmar el vacío dejado por sus predecesores. Leyendo su Introitus no se distingue ningún corte; tan sólo falsas manipulaciones sustituyen a las verdaderas y vienen a colmar las lagunas, de tal manera, que unas y otras se encadenan y se sueldan sin dejar huella de artificio. Semejante flexibilidad hace imposible para el profano la tarea de separar la cizaña del trigo, lo malo de lo bueno, el error de la verdad. Apenas tenemos necesidad de afirmar hasta qué punto reprobamos semejantes abusos que no son, pese a la regla, sino mixtificaciones disfrazadas..." . Fulcanelli demuestra que ÉL MISMO es culpable de los pecados de los que acusa a Filaleteo e introduce continuamente afirmaciones falsas y operaciones que si no se leen cuidadosamente llevan al error.
Para no hacer muy larga la explicación quisiera enumerar las partes más importantes:
a) En forma estricta todo el proceso de la Obra solo necesita de 2 cuerpos como dice Fulcanelli. Pero esto es una simplificación extrema del proceso. Algo así como decir que el pan solo se hace de trigo y agua.
b) El Mercurio, el Azufre y la Sal no son un artificio. Son 3 sustancias reales que se obtienen durante el proceso. Estas tres sustancias son las que se colocan en el Huevo Filosofal que es la última parte de la Obra.
c) El mercurio de los filósofos no es realmente el inicio de la Obra. Solo se dice esto para confundir.
Para aclarar un poco lo que trato de comentarle cito precisamente a Filaleteo quien en el I Capítulo de la Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey dice:"El oro es pues el único y verdadero principio a partir del cual puede producirse oro. Sin embargo, nuestro oro, que es necesario para nuestra obra, es de dos clases. Uno, fijo, llevado a la madurez, es el Latón amarillo (flavum), cuyo corazón o centro es un fuego puro. Por ello su cuerpo se defiende en el fuego, en el que recibe su purificación, sin ceder nada a la violencia de aquél o sin sufrir por ello. Este oro, en nuestra obra, hace el papel de macho. Se le une nuestro oro blanco, más crudo (que es nuestro segundo oro, más crudo) en cierto modo como simiente femenina, con el que se una y en el que deposita su esperma. Se unen (*coit*) el uno con el otro en un lazo indisoluble en el que se forma nuestro Hermafrodita, que tiene el poder de ambos sexos." Aquí también intervienen dos cuerpos: el oro común y el oro blanco y podria pensarse que se trata de los que habla Fulcanelli. Sin embargo, no están hablando de lo mismo.
Esta unión de la que habla Filaleteo da el Rebis, Hermafrodita o Mercurio de los filósofos que tiene una parte fija y una volátil. Puede inferirse por tanto que el Mercurio de los Filósofos no es el inicio de la Obra (ver más abajo).
El oro blanco del que habla Filaleteo es el primer Mercurio como él mismo lo aclara mas adelante, que debe ser preparado. Entonces hay otro cuerpo que es necesario para la preparación del Primer Mercurio. Y este otro cuerpo es el segundo cuerpo del que habla Fulcanelli. Y al descubrirlo sabremos entonces cuales son los dos cuerpos de la cita de Fulcanelli: los dos metales necesarios para la Obra (el primero ya no los señaló Filaleteo y lo confirman muchos otros autores)
Si nos fijamos en la otra cita de Fulcanelli en su artículo :"*el mercurio de los filósofos*, de naturaleza y cualidad doble, en parte fijo y material y en parte volátil y espiritual, el cual basta para comenzar, acabar y multiplicar la obra". La explicación de esta afirmación se encuentra en que la mayoria de autores clásicos occidentales comienzan y/o insisten que la Obra comienza con la unión del Oro con el Mercurio, como lo hace Filaleteo, omitiendo completamente que ese Mercurio es una sustancia que debe de ser preparada y dando lugar a que se le confunda con el mercurio común. Fulcanelli procede así en esta cita utilizando las mismas tretas que rechaza: "Apenas tenemos necesidad de afirmar hasta qué punto reprobamos semejantes abusos que no son, pese a la regla, sino mixtificaciones disfrazadas."
Una confirmación de esta afirmación puede encontrarse en varios tratados. Uno de los más claros al respecto es la “Concordancia mito-fisico-cábalo-hermética” de Fabre de Bosquet.
Espero que estos comentarios sean de utilidad. Atentamente, MM.
Estimado Juan Carlos:
Por supuesto que puede poner mi comentario en un apartado aparte si asi lo desea.
Permitame añadir 2 citas más a lo dicho anteriormente. Las dos extraidas de la “Concordancia mito-fisico-cábalo-hermética” de Fabre de Bosquet.
La primera es la referente a la confirmación de lo que mencione al final de mi comentario. Dice Fabre de Bosquet:
"Los Filósofos herméticos en los escritos que dejaron, hablaron muy poco de la primera materia y del primer mercurio de la naturaleza; se extendieron mucho, aunque con mucha ambigüedad, sobre los grandes principios del arte y sobre las formas progresivas que toman la materia en la segunda operación, pero cubrieron con un velo impenetrable el primer agente ostensible, los primeros procedimientos y todo el curso de la primera operación, hasta la perfección de su disolvente universal, que es la línea de demarcación que se encuentra entre la primera y la segunda obra hermética."
Y la segunda cita que quisiera mencionarle es:
"La primera dificultad que experimentan los que comienzan a estudiar la Ciencia de la Naturaleza es la de encontrar la verdadera materia; la segunda dificultad consiste en las manipulaciones convenientes y la tercera es la de encontrar el fuego hermético."
La segunda dificultad mencionada por Fabre es una de las mas importantes y solo habria que añadirle unas palabras más para que fuera completa: "...la segunda dificultad consiste en las manipulaciones convenientes en el orden debido". Sabiendo el orden de las operaciones que deben efectuarse aunque sea de una forma muy general resulta muchisimo más sencillo entender todos los pasajes de los autores herméticos para poder ir armando todo el procedimiento en forma segura. El descubrir este lineamiento debería ser la primera prioridad de todo estudiante.
Y esto es precisamente lo que han afirmado también muchos autores solo que con otras palabras, como es el caso de Jean D'Espagnet en su tratado, La Obra Secreta de la Filosofía de Hermes: "1. La Ciencia de hacer la Piedra Filosofal demanda un conocimiento perfecto de las operaciones de la Naturaleza y del Arte concerniente a los metales..."
Puedo asegurarle que, a pesar de lo que dice Fabre de Bosquet, tanto el nombre de la primera materia, la fabricación del primer mercurio así como el lineamento de todo el proceso hermético pueden encontrarse en los textos alquímicos consagrados que pueden ahora consultarse fácilmente en línea. También es posible ahora consultar algunos manuscritos nunca publicados y muy esclarecedores en lo referente al proceso de laboratorio en los documentos puestos en línea por varias Universidades Norteamericanas y Europeas. Recomendaría, sin embargo, que antes de aventurarse con estos escritos se tenga ya una noción bastante clara de los pasos que deben seguirse. De esta forma se podrán distinguir con bastante seguridad que manuscritos son verídicos y cuales no lo son.
Saludos,
MM
Hasta aquí los comentarios de MM, a quien invito a seguir comentando (si desea que sus comentarios sean publicados en un post como este, puede enviármelos directamente a mi correo: santavenere.7@gmail.com, y yo me ocuparé de editarlos y publicarlos)
“Aquí, pues, reaparece, en este siglo en que la ignorancia ha vuelto a los hombres insensibles al misterio de su Vida, el Testimonio siempre idéntico de los Maestros del Conocimiento; en este siglo en que el triunfo de la inteligencia hipertrofiada del hombre exiliado ha engendrado la ciencia del progreso material que en realidad no es más que un engaño siempre renovado. (Prefacio, pág. 6)
Estas palabras, más actuales que nunca, introducen una obra fascinante, que Charles d'Hooghvorst adquirió en 1954, de manos de Claude d'Ygé, uno de los tres manuscritos actualmente conocidos en el mundo. Su hermano Emmanuel recomendó su lectura a quienes, como principiantes curiosos, quieran conocer la alquimia; lo que en modo alguno desmerece el valor que el texto pueda tener a los ojos de investigadores confirmados: EH cita extractos de él varias veces en su Fil de Pénélope.
Una peculiaridad del libro, escrito a finales del siglo XVIII , es que se habla mucho del famoso flogisto, cuya realidad experimental quizás la química moderna ha negado con bastante rapidez.
Como declara su título aparentemente pomposo, la obra destaca sobre todo la concordancia entre mitología, física, cábala y hermetismo. Está lleno de lecciones interesantes. Aquí hay algunos, que están lejos de ser exhaustivos:
“El primer bochorno que experimentan los que se inician en el estudio de la Ciencia de la Naturaleza es el de encontrar la verdadera materia […]. Hércules, por tanto, fue a buscar a Nereo [su nombre significa “mojado”]; pero tanto más le costó encontrarla, y sobre todo distinguirla, porque a cada instante tomaba nuevas formas, porque esta materia, siendo capaz de todas las formas, no tiene ninguna determinada; se convierte en aceite en nueces y aceitunas, vino en uvas, amargo en ajenjo, dulce en azúcar, asesino en cicuta, benéfico en salvia, etc. Sin embargo, Hércules lo buscó con tanta obstinación que finalmente lo encontró cubierto de harapos que lo hacen vil a los ojos del vulgo; es decir, lo encontró en esta forma que no es una, de ninguna manera, y que no presenta nada agraciado, ni especificado, como es el primer material de la obra. (págs. 18 y 19)
“El cuerpo del hombre es principio de muerte análoga a aquella masa informe de la que Dios formó el mundo, representa las tinieblas, el espíritu del hombre retiene y participa de esta sustancia animada por el espíritu de Dios que en el principio andaba sobre el Aguas [Génesis 1, 2] […]. Para llegar al conocimiento de la Naturaleza, es necesario remontarse a este espíritu de Dios que caminó sobre las Aguas, porque sólo él contiene la vida y sólo sólo con él se puede "componer la medicina universal del filósofos". (págs. 28 y 29)
Cualquiera que sea el aborrecimiento que la teología egipcia haya tenido por Tifón, no es menos cierto que sin él Isis y Osiris no podrían congelarse y sensibilizarse, de modo que es a esta deidad impura a la que los sabios deben el conocimiento de su primera materia, que sin esta causa de condensación permanecería invisible e impalpable como lo es en el aire. Isis y Osiris se casaron, dice Manetón, en el vientre de su madre e Isis salió embarazada de Arueris u Horus. De la unión de los dos primeros principios nace en efecto un tercero que es su hijo, que contiene y contiene en sí a su padre y a su madre en cuanto a su sustancia radical, es decir que cuando los dos principios que constituyen la materia pureza de el arte hermético había sido traído por las manipulaciones del artista a este estado de pureza, ya no fueron llamados ni conocidos con los nombres de Isis y Osiris, o primera materia caótica; pero en este estado de purificación eran la materia de los sabios a los que se hace referencia como Horus por quienes Typhon fue asesinado; es decir de nuevo, que entonces Isis y Osiris, que son los principios de toda vida de la que está formado Horus, están libres de los principios de destrucción y muerte, que son el Tifón, el Flogisto, o los vapores de la tierra que los había condensado.” (pág. 41) están libres de los principios de destrucción y muerte, que son el Tifón, el Flogisto o los vapores de la tierra que los habían condensado. (pág. 41) están libres de los principios de destrucción y muerte, que son el Tifón, el Flogisto o los vapores de la tierra que los habían condensado. (pág. 41)
“Vulcano hizo una red que envolvió a Marte y Venus, porque los vapores o el flogisto que envuelven incesantemente el fuego central son la red que une a Marte y Venus. Esta red es la misma sustancia que Typhon que condensa Isis y Osiris. (pág. 43)
“Él sube de la tierra al cielo y de nuevo desciende a la tierra, y recibe la fuerza de las cosas superiores e inferiores” [Hermes]: esta operación tiene lugar en el jarrón del artista; es el efecto de la circulación, por medio del cual las virtudes de la sustancia volátil se comunican, se mezclan y confunden con las de la sustancia fija que está en el fondo del vaso, como las virtudes de la parte fija se confunden con las virtudes del pájaro.” (pág. 55)
“‘Así fue creado el mundo’: Hermes quiso decir con esto, como ya he observado, que la creación de la piedra de los Sabios parece ser una copia modelada de la Creación del Universo.” (pág. 56)
“Hasta que el mercurio de abajo o terrenal haya atraído al mercurio de arriba o celestial, el artista sólo posee las alas pegadas a los pies de Mercurio; es decir, todavía posee sólo la mitad del todo”. (pág. 60)
“Hebe, hija de Juno o del primer material de los filósofos, sólo podía casarse con Hércules o con el artista. Era el fruto de sus labores; ella iba a ser su recompensa, pero Hércules no podía casarse con ella hasta que hubiera alcanzado la dignidad de un semidiós. Llegó a serlo con su muerte, es decir, que su muerte no fue otra cosa que el paso del hombre, como los demás hombres, a la dignidad de filósofo, al que sí se puede considerar como un semidiós. Hebe [“Juventud”] representa la fuente de la juventud de la que todo verdadero filósofo está necesariamente en posesión”. (pág. 64)
“Ese espíritu que se llama instinto cuando se trata de animales, determinado y absolutamente especificado en cada animal, no lo es en modo alguno en el hombre, porque el del hombre es el epítome y la quintaesencia de todos los espíritus que, durante la creación universal, fueron creados antes que el suyo; por lo tanto el hombre no tiene carácter propio; él los une a todos en sí mismo en sí mismo, mientras que cada animal tiene lo que es únicamente suyo. (pág. 72)
“Los castigos que experimentan los hombres culpables después de su muerte son sólo ilusiones perpetuas, imaginaciones fantásticas y extravagantes, que les hacen desear con furia lo que no pueden obtener; el objeto de sus deseos es el mal en sí mismo y todo lo que de él deriva, el desprecio por los demás, la aversión, el odio, la furia, la venganza, la crueldad y todos los efectos contrarios a la felicidad del hombre y de la sociedad. Hay una luz divina en el mundo espiritual de la cual el hombre sólo puede formarse una idea vaga y confusa, pero cuya aparición y vista causan alegría y felicidad a los habitantes del mundo espiritual; los hombres que en este bajo mundo han sido buenos y justos son los únicos que pueden sostener su esplendor y majestuosidad. Los hombres, por el contrario, que durante su vida han abusado de los dones de Dios (es decir, de su corazón y de su razón) no pueden soportar el esplendor de esta luz viva, la temen, incluso la huyen, porque penetra hasta los más recónditos rincones de su espiritualidad. cuerpo; saca a la luz a los ojos de los habitantes del mundo celestial, como a sus propios ojos, los crímenes, los crímenes, las injusticias, de que el espíritu de venganza, la ambición, la avaricia y la codicia los han hecho culpables en la tierra. habitaron; los crímenes y vicios de los hombres quedan indeleblemente grabados durante su vida, al entregarse a ellos, en la región del corazón y del cerebro de su cuerpo interior, de modo que en el mundo celeste su cuerpo espiritual, encontrándose diáfano y transparente como el aire , es penetrado por los rayos de la luz divina y deja leer en la mente de los hombres justos, como en un libro, las atrocidades que estos hombres perversos habían tenido el arte de disimular en este bajo mundo, donde sus pasiones estaban cubiertas con un impenetrable a los ojos de sus compañeros. La vergüenza y el reproche de aparecer a los ojos de sus padres, de sus amigos, de sus conocidos, diferente de lo que habían querido aparecer durante su vida, les hace alejarse de esta luz de justicia y de verdad y precipitarse desde su propio movimiento en la oscuridad donde esta luz nunca penetra; vagan por allí en ilusión y en ceguera; se les niega el consuelo de reconocer allí a sus parientes, a sus amigos, que como ellos se han precipitado allí; incluso a veces se convierten en sus perseguidores. Es el castigo de los malvados. […] Los espíritus menos culpables, aunque alejados de la luz divina, no la pierden absolutamente de vista, y cuando las instigaciones de los espíritus malignos que los rodean no han podido determinarlos a separarse completamente de ella, poco a poco se van acercando. Las huellas de las acciones reprobables grabadas en su cuerpo espiritual se borran por el camino que hacen hacia la luz divina, y por la verdad de su arrepentimiento; y finalmente, con el tiempo y la oración, llegan a disfrutar de la bienaventuranza de los justos. A estos espíritus se refiere el pasaje de la oración de difuntos: et lux perpetua luceat eis [“y que les brille la luz perpetua”]. No estaría lejos de creer que las oraciones fervientes de los hombres justos por los muertos, ayudados por su arrepentimiento, no pueden acercarlos en menos tiempo a la luz divina”. (págs. 87 a 89)
Que ellos [los hombres curiosos de entrar en contacto con espíritus tenebrosos] se dediquen a buscar y descubrir, en sus rostros, los ojos de los espíritus que se les aparecen, en cuerpos fantásticos, ya sea inmediatamente o a través del agua de un frasco, o bien por el reflejo de un espejo; se convencerán a sí mismos, por la inutilidad de sus investigaciones, de que estos espíritus no tienen ninguna.” (pág. 94) “Sería deseable que el hombre, en lugar de tratar de aturdirse en su progresiva decadencia, pusiera toda su aplicación y todos sus recursos para impedirla y detener su curso por los simples medios que la naturaleza le presenta.” (pag.121)
“Ya no se puede dudar de que el fluido luminoso, del que el aire es el canal y el vehículo, y que se especifica al hombre por el fermento de la misma esencia que se especifica en él, es el soporte principal con su vida. Por tanto, sólo en él reside el medio único y absoluto de prolongar la vida. Los efectos que produce el aire puramente desflogistizado en los animales que lo inhalan es una prueba, tan natural como física, de la posibilidad de aumentar el sujeto de la vida, y por una consecuencia igualmente natural, este experimento hace pensar que, si si fuera posible condensar y hacer sensible el fluido vivificante que contiene, se habría encontrado con toda seguridad la panacea universal cuyo poder, los herméticos patriarcas, profetas, egipcios, druidas y filósofos virtudes y efectos maravillosos. Uno se convencerá, por la lectura atenta de esta obra, no sólo de la posibilidad de condensar el aire y su fluido luminoso, sino también de atraerlo y de corporificarlo en una misma operación, por una atracción producida por este mismo fluido. , de manera que, semejante a los atavíos que la naturaleza ha puesto en el seno de todos los animales, el de los filósofos atrae y homogeneiza el fluido vital del aire con el que debe estar compuesta la medicina de los tres reinos de la naturaleza.” (págs. 121 y 122)
Para concluír, aquí está el prefacio del libro, escrito por Charles d'Hooghvorst
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