El gato, en muchas culturas de la antigüedad, fue considerado un animal sagrado, asociado a lo misterioso y lo oculto. Su figura silenciosa y hierática le ha valido ocupar un lugar en los panteones de dioses egipcios o celtas, entre otros, y en la edad media, se le creía a menudo la encarnación de algún espíritu maligno.
Supersticiones aparte, mi experiencia con los gatos, siempre ha sido exquisita y entrañable, y quiero dedicarle a los míos - tengo dos -, este artículo.
Doy fe, por ejemplo, de que diez o quince minutos antes de que alguien conocido llame a la puerta de mi casa, ellos ya empiezan a mostrarse inquietos y a pasearse cerca del umbral.
Pero les aseguro que, de todos los misterios que guarda el gato, el más fascinante es el de sus bigotes... En la foto: mi gato Charlie.
"¿Por qué tienen bigotes los gatos? ¿Tienen alguna función o sólo son de adorno? ¿Qué pasaría si se les dañara o cortara? ¿Pueden desarrollar algún tipo de percepción paranormal? Los gatos además de los pelos que rodean su cuerpo, tienen unos sensibilísimos bigotes, que técnicamente se llaman vibrisas. Son un tipo de pelos rígidos especializados que actúan como receptores táctiles. Tal vez sea el órgano más desarrollado de los gatos. Este tipo de pelos, aparte de encontrarse en las mejillas o en el labio superior, se encuentran también sobre los ojos, en la barbilla y en la parte posterior de las patas delanteras.
Aunque muchos mamíferos tienen bigotes, en los gatos es donde se ve mayor sensibilidad de estos receptores. Lo que les diferencia de los demás pelos del gato es que son el doble de gruesos, su base es cinco veces más ancha y están insertados hasta tres veces más en profundidad en la dermis, terminando en un seno sanguíneo “especial”, con múltiples terminaciones nerviosas.
¿Cómo se trasmite la información al cerebro? Cuando el gato siente algo con sus bigotes, rápidamente, cada bigote, trasmite la información en forma de impulsos eléctricos a una región del cerebro llamada "región de barriles". Estos barriles son un conjunto de neuronas corticales morfológicamente relacionadas con una columna cortical funcional. ¿Para que los utilizan? Estos pelos especiales son sensores con los que el gato puede captar la temperatura, le permiten “sentir” por dónde transita, le evitan tropezarse y le ayudan a decidir sus movimientos, les sirven para orientarse, para posicionarse en una caída, detectan los más mínimos movimientos y cambios en el entorno. Les permiten detectar corrientes de aire, lo que unido al sentido del olfato les hace percibir el origen de los olores. Por la noche, les ayudan a percibir las distancias de los obstáculos. De hecho, se cree que confían más en la información de sus bigotes que en la visual, si la luz es tenue.
La longitud de las vibrisas, al superar el ancho y la altura del cuerpo del animal, le permiten medir la amplitud de cualquier agujero para asegurarse así de que no vaya a quedarse atascado en su interior. Es una importante protección para sus ojos, ya que avisarían de la presencia de objetos peligrosos ante ellos que podían herirles. Se ha demostrado que también las utilizan para determinar si la presa que han mordido está ya muerta. Al rodear con las vibrisas completamente el cuerpo de la presa detectan la mínima vibración que denote que aún está con vida. Protegiendo así al propio felino de sus víctimas, que aún pueden morderlo y lesionarlo si se las lleva a la boca estando vivas.
También podemos decir que las vibrisas les permiten comunicarse; los diferentes movimientos de los bigotes muestran el estado de ánimo del felino: si está intranquilo las coloca en forma de abanico; si está enfadado las dirige hacia adelante; si su actitud es amigable y curiosa quedan enderezadas, si está asustado las pega hacia sus mejillas. Con todo esto, es fácil comprender la importancia que tienen para el gato las vibrisas. ¿Qué pasa si se les lesiona? Estos bigotes no son un “elemento decorativo”, como en el caso del humano, sino una parte fundamental para el felino. Así que es importante no cortarlas. Cualquier lesión en las mismas es sumamente dolorosa, y deja al gato en una situación de desprotección muy marcada, tendrán más dificultades para desenvolverse, estarán más desorientados hasta que vuelvan a crecer. Les dificultará desplazarse sin tropezar o chocar. Podrán lastimarse los ojos al caminar por entre la maleza, al no recibir a tiempo la señal para cerrarlos, también pueden quedar atrapados en lugares estrechos. Aunque ésta pérdida no es de vida o muerte, puede ser desconcertante como podemos imaginarnos tras conocer las funciones de las vibrisas.
Se ha considerado que las vibrisas son el sexto sentido de los gatos. A veces tienen reacciones bastante inexplicables, ya que pueden percibir algún tipo de realidad o fenomenología (fenómenos electromagnéticos, geológicos) que para nosotros sería extrasensorial. Pueden reaccionar a sonidos y vibraciones que los humanos no reconocemos, pueden detectar fenómenos climáticos como saber cuándo va a llover, o detectar un temblor de tierra y hasta la erupción de un volcán."
Extracto de "Los bigotes del gato"
artículo de Ángela Prieto Gil
artículo de Ángela Prieto Gil
He querido comenzar transcribiendo este artículo, porque, a mi juicio, ilustra de un modo sobresaliente cuales son las funciones de ese particular órgano sensorial propio de los gatos que son sus mostachos. Empezaré exactamente en el punto en que terminó el artículo anterior: ¿Qué relación tienen las vibrisas gatunas con lo invisible, con todo ese mundo de energías y vibraciones que colman el espacio que nos rodea, de las cuales las ondas electromagnéticas son solo una forma más?
Y antes que nada, ¿Qué es una onda? según la Wikipedia:
"En física, una onda (del latín unda) consiste en la propagación de una fluctuación o perturbación en alguna propiedad del espacio, por ejemplo, densidad, presión, campo eléctrico o campo magnético, implicando un transporte de energía sin transporte de materia. El espacio perturbado puede contener materia (aire, agua, etc.) o no (vacío)."
Nótese que onda, viene del latino unda, que en castellano se traduce ola. Una ola en medio de un océano inmenso e invisible, compuesto de corrientes de energía de toda clase y naturaleza.
Vuelvo a transcribir un texto, esta vez del filósofo Fulcanelli, que enlaza lo que acabo de decir acerca de las ondas con los bigotes de mis amigos felinos:
"¿Acaso no hemos observado que los órganos aéreos de los vegetales -ya se trate de árboles altivos o de hierbas minúsculas- presentan con sus raíces la divergencia característica de los brazos de la X? ¿Cómo se abren las flores? Seccionad los tallos vegetales, peciolos, nerviaciones, etc., examinad esos cortes al microscopio y tendréis, de visu, la más brillante y maravillosa confirmación de esta voluntad divina. Diatomeas, erizos y estrellas de mar os proporcionarán otros ejemplos, pero sin buscar más, abrid un marisco comestible -buccino, pectinero, vieira- y las dos valvas, que encajan en un único plano, os mostrarán dos superficies convexas provistas de estrías en forma de abanico doble de la X misteriosa."
"Son los bigotes del gato lo que ha servido para darle nombre (Xα, el signo de la luz. El dialecto picardo [...] ha conservado el sonido duro primitivo ka para designar al gato). Ya no se duda casi de que disimulan un elevado punto de ciencia, y que esta razón secreta valió al gracioso felino el honor de ser elevado al rango de las divinidades egipcias."
Y continúa:
"... La X griega y nuestra X representan la escritura de la luz por la luz misma, la señal de su paso, la manifestación de su movimiento y la afirmación de su realidad. Es su verdadera firma."
"Aparece, pues, como la gráfica de la chispa. Puede multiplicarse su irradiación, pero es imposible simplificarlo más. Estas líneas entrecruzadas dan el esquema del centelleo de las estrellas y de la dispersión radiante de todo cuanto brilla, alumbra e irradia. También se han convertido en el sello y la marca de la iluminación y, por extensión, de la revelación espiritual..."
Por último , y muy importante:
"El aire -en griego aer- es el soporte y vehículo de
la luz. Por la vibración del aire atmosférico, las ondas oscuras, emanadas del Sol, se hacen luminosas. El éter o el
cielo (aither) es el lugar de elección, el domicilio de la pura claridad."
Los antiguos hablaban de la existencia de un quinto elemento, llamado éter, que no sería otra cosa que un inmenso océano de energía que da vida a todo el cosmos, y que se halla de forma más accesible, para los seres vivos, en el aire. Los indios lo llamaron prana, y los chinos Ki. Es, según la tradición, la forma más elevada, pura y sublime de energía, de la que se derivan todas las demás.
Juan Carlos
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