"Es cosa única y sobremanera admirable la forma en que (el autor) habla la lengua de nuestro país. Es preciso para entenderlo, saber griego, latín, toscano y vulgar (francés). Pero él, que es hombre muy sabio, buscó la manera de que (...) quien fuera docto pudiera entrar por si mismo en el santuario, y que quien no lo fuera, no perdiese la esperanza. Porque si encontrara alguna dificultad para entender la obra, ella está expuesta, sin embargo, con cierta gracia, cómo un vergel lleno de flores variadas, enunciada en un suave discurso, expresado en figuras y presentado a los ojos en forma de imágenes." (de la dedicatoria de Leonardo Crasso a Guido, duque de Urbino).
V
Sabemos muy poco sobre Francesco Colonna, a quien Rabelais llama Pierre. Nació en 1440, en Treviso, y murió en 1525. Amaba, se dice, a una hermosa Trevisana llamada Lucrecia, y este amor lo habría inspirado a soñar con Polifilo, que se habría completado en 1467, antes de eso se hizo dominico; desde entonces fue profesor de bellas letras en la misma localidad, y más tarde profesor de teología, lo que puede parecer extraño cuando se lee su libro. ¿Pero no escribió el sabio Fenelón, Telémaco? Lucrecia era su Beatriz y nos llama la atención la relación que existe entre El sueño de Polifilo y la Divina Comedia, además de genialidad, porque, a pesar de algunas descripciones bastante ásperas, Francesco Colonna tiene un estilo tan extraño y pesado que, si bien sus compatriotas lo han colocado correctamente entre sus grandes arquitectos, nunca lo han contado entre sus grandes escritores. Además, en su edición francesa, las láminas se han reproducido con tanto cuidado como se ha descuidado la traducción del texto, porque, repito, el texto real son las láminas. Esto se desprende claramente de la dedicatoria que envió su editor Leonardo Crasso, consejero pontificio de artes y leyes, a Guido, duque de Urbino, a quien cito de la traducción muy exacta y elegante de M. Claudio Popelin. A veces habla en nombre de su hermano y a veces en nombre de sus hermanos, sin nombrarlos, lo que parece indicar que estos últimos no son hermanos según la naturaleza, sino seguidores de una logia similar a la Société Angélique de la que Rabelais formaba parte, con la diferencia de que estaba compuesta por nobles, y más probablemente por caballeros y clérigos de San Juan de Jerusalén, herederos de la Orden del Temple.
"Hace poco", dijo, "el trabajo reciente de Polifilo (tal es el nombre del libro) cayó en mis manos. Para que ya no esté en la oscuridad, y para que beneficie plenamente a los mortales, me he encargado de que se imprima y publique a mis expensas, por temor a que, privado de su hermano, quede como que un alumno sin tutela, y queriendo hacerlo aparecer bajo un augusto patrocinio, te hemos elegido como actual padrino, para que se comporte con valentía. Al mismo tiempo que él será el ministro, el mensajero de mi amor y mi respeto por tu persona, podrás tomarlo como asociado de tus estudios y de tus buenas doctrinas, tanto encontrarás en él ciencia, pero de ciencia abundante, tanto es así que no se pudo descubrir, en todos los libros de los antiguos, más secretos de la naturaleza de los que éste contiene. Es única y completamente admirable, la forma en que habla el idioma de nuestro país. Para entenderlo bien, se necesita saber griego, latín, toscano y lenguaje vulgar . "
El resto fue toscamente parafraseado por Beroaldo. Empecemos por señalar que El Sueño de Polifilo fue impreso en 1499, es decir, treinta y dos años después de haber sido terminado por el autor, quien tuvo que vender el manuscrito con las viñetas, - y todo prueba que el texto estaba hecho después y para sus viñetas -, las cuales sitúan a Francesco Colonna entre los diseñadores más hábiles y eruditos de Italia. En cuanto a la publicación, ciertamente fue extranjera, de lo contrario su libro, impreso por Aldo Manucio padre, no estaría infestado, en todo lo que no concierne a la arquitectura, de multitud de errores de imprenta, que además le dieron al Sr. Claudius Popelin la oportunidad de demostrar una increíble sagacidad y erudición a la hora de restaurar el texto original.
Pero es bien cierto que sus primeros editores y traductores se atuvieron sobre todo a los grabados y a aquello que pudiera esclarecer su significado, como repite hasta la saciedad Beroaldo.
De hecho, se necesitaron cuatro idiomas para comprender el sueño de Polifilo : griego, latín, toscano y lengua vulgar. Pero, ¿Cual es este lenguaje vulgar? Nada es menos vulgar que el toscano de Colonna, quien no solo usa siempre el lenguaje literario, sino también el lenguaje pedante; en cuanto a las huellas de un dialecto italiano vulgar, son nulas. Por el contrario, en el idioma del escudo de armas, el vulgar siempre designa al francés. Tampoco hay rastros de él en el texto, pero toda la parte jeroglífica del libro está escrita en francés, por lo que este idioma es absolutamente esencial para la lectura del Polifilo. Todos los artistas italianos sabían francés. Leonardo, Cellini, Rosso, la Primatice, lle5garon a la corte francesa sabiendo francés, y si Miguel Ángel no vino, sabemos que tuvo alumnos franceses. El francés era el idioma de Carlos V, como el de los Tudor de Inglaterra. Toda la correspondencia diplomática se hacía en francés y el estudio del escudo de armas, tan extendido en todas las cortes, solo se podía realizar en francés. Por lo tanto, el francés no había perdido ni una pulgada de terreno en Italia, desde que Dante lo hablaba y escribía tan bien como su lengua materna, por lo que se puede dar por sentado que toda la porción jeroglífica del Sueño de Polifilo está escrito en francés y no puede escribirse en otro idioma. Beroaldo y el cardenal de Lenoncourt, a quien atribuimos la traducción de 1546, entendieron perfectamente esta parte del Sueño de Polifilo, y si el primero, que no pedía nada mejor, no nos reveló completamente el secreto de esta esteganografía, fue simplemente porque con ello se jugaba la vida; las mismas razones protegieron los misterios de los panfletos de Rabelais de las indiscreciones de los iniciados.
No es que los misterios del grimorio fueran más difíciles de desentrañar que los de los rebuses modernos, era incluso todo lo contrario, ya que esta escritura estaba sujeta a un cierto número de reglas fijas, al ritmo y a la rima. Pero si hubiera habido un Champollion que lo hubiera adivinado sin ser iniciado, se le habría dado inmediatamente la opción de pasar a las filas de los mistificadores o de exponerse a que le vertieran en su comida poudre de rocambole (veneno). Nunca, ni entre los egipcios, ni entre los griegos, el secreto del lenguaje de los dioses ha sido traicionado, y no lo ha sido más en los tiempos modernos, donde la masonería se guarda muy apropiadamente, a pesar de cientos de miles de seguidores cuya discreción ya no es forzada. El secreto del grimorio sólo se ha perdido por completo durante medio siglo como máximo, y sólo porque se ha perdido por completo es posible hoy revelarlo. El desciframiento del de los egipcios estaba destinado a conducir al de todos los demás, por lo que puedo halagarme de que estoy caminando con firmeza en el mismo camino hoy. No tengo espacio para exponer el argumento de la novela erótica en la que Colonna convirtió su enciclopedia masónica o arquitectónica, que comprende todo el edificio social. En este sentido, sólo puedo referir a los que quieran saber más al respecto, a la traducción de M. Claudius Popelin, que ha encontrado la manera de hacer no sólo legible, sino interesante la novela absurda del viejo dominico. Sólo puedo hacer un breve esbozo de la parte masónica, cuyo objetivo parecía ante todo formular las reglas del nuevo estilo inaugurado por sus contemporáneos y compatriotas Brunelleschi y Palladio. Fue la sustitución de los cinco órdenes antiguos por el estilo francés conocido como Gótico, porque quienes lo inventaron se llamaron Franks Gaultiers. De las explicaciones de Beroaldo se desprende que afirmaban haberlo recibido de los druidas y que, en su opinión, era de hecho el estilo galo. Los italianos sólo lo llegaron a admitir con extrema repugnancia, e intentaron volver lo más pronto posible al estilo romano, pero ya los hábitos eran tan fuertes que solo cambiaron la vestimenta y la ornamentación, pero el argumento y la lengua seguían siendo góticos, es decir, en francés. Los defectos del estilo de Polifilo, es decir, la pedantería y la pesadez, se encuentran en toda la arquitectura italiana del Renacimiento. No hay nada en Italia que se acerque ni de lejos al Louvre, al castillo de Anet, Blois o Chambord, ni siquiera al antiguo ayuntamiento de París, construido por el italiano Bouardo. Palladio es gélido, Miguel Ángel como arquitecto es prodigiosamente pobre; En cuanto a Brunelleschi, Stendhal comparó su campanario de Florencia, tan maravillosamente excavado en sus bronces, con una torre construida con dominó. Italia, por tanto, no produjo arquitectos de primer nivel, ni siquiera entre 1450 y 1550, donde dio a luz a una multitud de pintores y escultores, como nunca había aparecido desde la gran época griega. Pero este espléndido meteoro se extinguió rápidamente, para no reavivarse nunca más, y, después como antes del siglo XVI, el arte francés permaneció sólo en la brecha, hasta la Revolución, que cavó un abismo sin puentes entre el pasado y el presente.
Todo el movimiento del Renacimiento italiano está en la obra de Francesco Colonna, allí encontramos los trazos principales de las composiciones de Miguel Ángel y Leonardo, pero este trazo sigue siendo francés a pesar de su disfraz, y cuando es retomado, en 1546, por artistas franceses, la comparación ni siquiera es posible. Italia ya ha dejado de producir. De todas sus grandes antorchas, sólo una sigue encendida, la de Miguel Ángel. Francesco Colonna nació al mismo tiempo que el Renacimiento italiano y le sobrevive solo unos años. Vamos a ver qué singulares vínculos de vasallaje artístico la unían todavía a Francia, pero estos vínculos fueron rotos a principios de este siglo por la propia Francia; el arte se hundió en toda Europa, junto a su antiguo orden social y, cosa extraordinaria, solo se salva en Francia.
VI
El secreto del Sueño de Polifilo reside enteramente en el titulo greco-latino de su libro, Hypnerotomachia Poliphili, que debería traducirse:
GREC (greu).Amour songe il poing (pugnare, combattre).
LATIN.Poliphile.
El conjunto da el título vulgar en francés
Su firma está escrita, como sabemos, por las iniciales mayúsculas de cada capítulo que traducen: "el Templario es, el hermano François Colonne d'or", lo que sugiere que, cuando lo compuso, era un escribano de la orden de San Juan de Jerusalén, de lengua provenzal. Lo cierto es que son sus estatutos secretos los que nos da. Lo veremos por la explicación de los nombres de Polifilo y Polia. De nada sirve repetir todo lo que se ha escrito sobre el nombre de Polia: en griego significaría "tener el pelo blanco" o vieja, nombre divertido para una jovencita ya que Polia no es una mujer, es una polea, y Polifilo es otra. Los dos forman la pareja, y la pareja, unida por una cadena o malla, forma una mufle (ensamblaje de poleas que permite levantar cargas muy pesadas, yo), o un polispasto (Aparejo de dos grupos de poleas, uno fijo y otro móvil*)que se utiliza para levantar las cargas a bordo de un barco, las piedras de un andamio, o más simplemente el balde de un pozo. La mayoría de las colecciones de grabados goliardos y pinturas antiguas que representan a una niña y un pozo , representan a Polifilo; la niña sostiene un balde en su mano, es Salomón, y con la otra sostiene la malla (cadena) que envuelve la polea. Encontraremos la explicación de este misterio en la primera plancha de Polifilo en una forma diferente, pero comencemos por establecer que el polispasto pertenece a los Caballeros del Temple y de Malta, y por extensión, a las órdenes militares. En efecto, cualquier polispasto está formado al menos por un par, es decir por una polea fija y una polea móvil, polie fixe, polie folle. Lo mismo ocurría con los Caballeros del Temple y de Malta que iban por parejas, es decir que cada caballero tenía su matelot, el caballero iniciador era la polea fija, el iniciado fue la polea loca (Folle es probablemente una alteración del picardo fieule, hija. Le palan appareillé. El pairé palan, se componía de una poulie madre y une poulie hija, entre ellos dos formaban el pairpalan).
Los masones iban en parejas de piles (bloques de mampostería), los que juegan a las bolas, en parejas de bolas o palmas (se refiere a palmas de la mano: el jeu de paumes, es una antigua modalidad de tenis que, al igual que la pelota vasca se jugaba inicialmente golpeando la pelota con las palmas de las manos)
De ahí los nombres de pairplan o parpaillon, pourple, pairpaulme y parpaillot , indicando el culto de la pareja o de la hermandad de armas, que fue uno de los rasgos más marcados de la religión de los druidas, y también fue muy honrado entre los compatriotas y contemporáneos de Platón. No creo que Cromwell lo haya introducido en el rito escocés. Por tanto, cabe señalar una diferencia más entre la masonería gótica y la moderna. Pero el lenguaje popular ha conservado un recuerdo de Polia por intermedio del compañerismo (compagnonnage), y todavía decimos mi vieja, o mi vieja rama, para recordar la amistad que encadenaba la polea loca a la polea fija. Son los dos héroes de la novela de Francesco Colonna. Sabemos que, a menudo, los galos peleaban encadenados por parejas, esta es quizás una de las razones por las que los viejos masones llevaban cadenas en sus reuniones. Los soldados romanos no tenían cinturón, pero los caballeros de la Edad Media se ciñeron con una camisa de fuerza de metal , que se menciona varias veces en Polifilo. Esta camisa de fuerza estaba forrada con piel. Los latinos lo llamaron cíngulo, correa francesa. El nombre más antiguo de los masones es singlepans o panza atada, y es absolutamente latino. Fer homme ceinturé pel (hombre ceñido de hierro y piel), parece ser una paráfrasis de ello. En cuanto a su carácter esencialmente militar y caballeresco en sus inicios, se mantuvo hasta el final por la espada, que juega un papel importante en las iniciaciones modernas. Pero conviene señalar que en la Edad Media la espada era un arma burguesa, o ciudadana, y que la lanza, el arma del jinete, estaba reservada a la nobleza feudal. Se distingue en los capiteles historiados tres clases de masones, representados por hombres centauros, que son el monograma del albañil; algunos están armados con arcos, son los belistres o villanos; otros tienen una espada en la mano, son los maçons tripe l’aiment (homme-centaure épée à la main); los terceros tienen una lanza, son los maçons tire lance, ou cavaliers (caballeros). La división establecida en El Sueño de Polifilo es la de la orden de los Templarios, que presenta algunas ligeras diferencias. Los villanos , o trabajadores , están representados por hombres sátiros medio ceñidos de frutas y de hojas rebuscando en la tierra: hommes satyres mi-ceinturés de fruits et de feuilles (maistres maçons terre farfouillent: maestros masones rebuscando en la tierra) ou les farfelus (estrafalarios) de Rabelais: es para ellos que el párroco de Meudon escribió su evangelio de la tripa, que, en sustancia y forma, es la contrapartida del Sueño de Polifilo, dedicado exclusivamente al culto del Amor. Incluso los farfelus, iniciados de menor rango, ocupan allí muy poco lugar. El culto al amor era el de los Sirenés o nobles de nacimiento, representado por Psyche (grec, âme), es decir, los que aman la guerra (guerre aime), pero esta graciosa imagen del renacimiento italiano se traducía en gótico por personas que intercambiaban puñetazos, o coups de poing (gourme, gourmade: puñetazo). Los nobles eran los gourmeurs, a quienes Polifilo entregó el monograma Eros (greu, Amour). Rabelais los llama codiciosos, y sabemos que se refería a los Caballeros de Malta, pero estos deben haber heredado este apodo de los templarios que hicieron la guerra contra los moros. Su estandarte masónico, dado por Polifilo, es uno de los jeroglíficos más interesantes de su libro, es
carré, frangé de six pales ornées de rains (rameaux) de pervenche (Provence), avec un monde (globe) portant le croissant et le soleil (croix sol au mond) et une urne à feu en chef (feu urne en chef) reliés par un rameau de pervenche.
Que debe leerse: "sépulcre Salomond affranchirent Provençals"
(cuadrado, bordeado por seis hojas decoradas con rains (ramas) de pervenche (vinca pervinca, jeroglífico de Provenza), con un mundo (globo) que lleva la media luna y el sol (sol de cruz al mundo) y una urna de fuego principal (urna de fuego principal) conectada por una ramita de vinca.
Este lema debe provenir de Gérard de Martigues, fundador de la Orden del Temple. En cuanto a la sustitución de Cristo por el rey Salomón, es continua en el libro de Polifilo, quien niega su divinidad de principio a fin. Fue precisamente por eso que los templarios fueron acusados de no ser cristianos, pero lo que es aún más asombroso es que los partidarios del papado, de los que hablaremos más adelante, no lo fueran tampoco, ellos fueron llamados los caballeros lougarous o logres y, como los otros, adoraban al sol naciente (sol. mont), de ahí el Salomón de la antigua masonería, cuyo origen no es bíblico, sino galo, porque era el antiguo dios Belenus o Pol, en griego Apolo, representado por un potro; dejó su nombre en la proa de los barcos, o potro, que los griegos modernos siguen adornando con la cabeza de ese animal. Como el radical de su nombre significa redondo (rond), es probable que de él provenga el nombre de la polea (poulie), del palan, del pair palan, y todo el resto de la leyenda de la polea colgada (accrochée) de la polea "loca" (folle). Después de los señores (sire nés gourmeurs) vienen los sacerdotes, cuyo monograma es un altar o retablo, coronado por su mantel y dos antorchas (porte-cierges). Lo que se blasona como paire torchère, nappe chef retable, un mantel de retablo. En otras palabras: pretre sire né peu charitable, sacerdote poco caritativo.
O bien:
prêtre sire n’est pécheur te baille, prêtre, ta seigneurie est ce que te donne le pécheur.
Sacerdote no es un pecador, te ayuda, sacerdote, tu poderío te lo da el pecador.
(Esta es la interpretación de los masones papistas.)
En los libros del siglo pasado, podemos ver al comienzo de muchos prefacios una viñeta adornada con un tintero (calmar, encrier), lema de los sectarios del amor; si el tintero se sustituye por un retablo, es un lema cuya última palabra es charitable y designa a un masón católico. En las novelas de caballería, al papa se le llama rey pescador (pescheur) y siempre pasa por prodigiosamente rico, porque todos le pagan , y él no paga a nadie , de ahí su nombre de papa rey (pape roi; pas paierai).
La cuarta división del Sueño de Polifilo se refiere a los sire nés trône o soberano, cuyo monograma es una reina sentada en un trono (sis-reine-trône); pero parece que los sacerdotes y reyes se agregaron más adelante, y que el trabajo temprano de Colonna solo incluía artesanos y caballeros. El resto, que no parece venido de la misma mano, puede ser obra de Leonardo Crasso y, en cualquier caso, la parte más pagana de un libro donde el paganismo ni se molesta en esconderse. Agreguemos que se publicó bajo el pontificado tan poco pontificio de Alejandro Borgia y, en consecuencia, en un momento en que la impiedad y los desórdenes del clero iban a provocar la escisión del protestantismo, a pesar de la voluntad de los goliardos, o al menos de la mayoría de ellos, que querían negar la Iglesia inter pocula (entre una copa y otra), pero no desdeñaban en modo alguno los beneficios eclesiásticos, cómo atestiguan el autor y el editor del Sueño de Polifilo, ambos profesores de teología. Rabelais también fue de la misma opinión más tarde, por lo que no se puede decir que Roma tuvo que arrepentirse de su extraña tolerancia. Las dos revoluciones de los siglos XVI y XVIII se habrían evitado si los excesos de reformas, que fueron innumerables, se hubiesen evitado antes de que las masas se sublevaran por la obstinación y el cinismo de las autoridades. Ambas fueron obra de una ignorancia desenfrenada, y mientras exista la ignorancia, nunca se debe permitir que rompa sus cadenas.
Este no es el lugar para ampliar más la parte jeroglífica de este singular libro, debo limitarme a dar la traducción de algunos de sus jeroglíficos y demostrar que sus 188 láminas o viñetas forman una secuencia, en la que las planchas enmarcadas con un filet (ornamento largo y fino*), o carteles, forman los versos o estrofas numeradas de capítulos reales, mientras que las viñetas sin enmarcar juegan el papel de título o contienen pensamientos desprendidos ajenos al cuerpo de la obra.
Los más curiosos de estos jeroglíficos son sin duda los que solo utilizan figuras geométricas o blasón puro, tal y como me lo escribió con la regla y el compás hace veinticinco años, un compañero carpintero, entonces de sesenta y cinco años, que había hecho su Tour de France. Otras, entre estas composiciones, son puramente arquitectónicas y revelan los secretos de las proporciones de la arquitectura antigua que proporcionó al jesuita Villapando el material de tres volúmenes en folio relacionados con la masonería real, constructora de edificios y no de complots.
Mis conocimientos de arquitectura no son suficientes para abordar este aspecto tan importante de la cuestión. Se desprende del prefacio de Beroaldo que los grabados o cartels, que contienen los estatutos jeroglíficos de cada logia, se exhibieron en el local donde se reunían afiliados, y ahí fue donde se le daba la explicación al destinatario. Cada logia tenía su formulario particular en imágenes o en lenguaje de convención, dando la descripción de los jeroglíficos, en lugar de los jeroglíficos en sí, como en el Gargantúa de Rabelais, y en la mayoría, si no la totalidad, de las novelas de caballería. De ahí, la inmensa cantidad de obras de este tipo que nos llegaron. Casi todas están salpicadas de alusiones políticas muy audaces; pero, como más allá de este trasfondo variable, contienen siempre un ritual real casi idéntico, el resultado es una uniformidad estructural que arroja imágenes parecidas. Así, la mayor parte, como la Divina Commedia, Perceval le Gallois, El Sueño de Polifilo, comienza con un personaje vagando por un bosque, que no tiene otro objetivo que escribir la palabra hermano (fôret erre).
Conocemos la magnífica introducción de Dante: "Nel mezzo del cammin di nostra vita , mi ritrovai in una selva oscura" , etc. ; aquí está la de Perceval le Gallois: "Entre los bosques del reino de Logres (Londres) había un gran número de doncellas cuyo cuento parece más un cuento de hadas que cualquier otra cosa. Y a decir verdad, fue de hecho la mayor maravilla (graigneur, "lo más grande") que se podía oír. Porque estas vírgenes fueron guardadas en sótanos que la historia antigua llama pozos, que estaban en esos bosques cortados por obra maravillosa. Ahora bien, estas vírgenes habían establecido tal costumbre que nadie vagaba (errât) por carretera, ya sea por la mañana o en la víspera, que no les pidió por su honor que se quedaran en una de esas cuevas donde abundaba de todo. Porque salió (yssoit) del pozo una doncella maravillo (graigneur, "lo más grande")samente hermosa, que trajo hanaps d'or (cuencos de oro) en su mano, con pasteles llenos de tocino y mucho pan. Y luego siguió otra virgen que vestía un touaille (toalla) blanca y con otros cuencos. El transeúnte fue bienvenido y recibido por estas hermosas anfitrionas, y si el plato no le agradaba, le llevaban otros a su gusto. Y las vírgenes siguieron con su fiesta, hasta que el Rey Magón llegara allí, quien fue el primero en infringir esta costumbre al tomar por la fuerza a una de las vírgenes; y otros caballeros siguieron este feo ejemplo, lo que hizo que ellas se mussèrent (se escondieran) y se retiraran tanto a sus pozos que no volvieron a salir de estos por ninguna petición que se les hiciera. Y desde entonces nadie pudo encontrar la corte del rico rey pescador, donde había sembradas tantas riquezas."
Esta versión de Perceval es más o menos contemporánea del Sueño de Polifilo y por lo demás original y divertida. Lo estoy citando, porque también trata de los pozos de las niñas (puits. les filles) o polifíles.
Para interpretar esta alegoría hay que trazarla exactamente siguiendo la descripción, con lo que obtendríamos una plancha como las de Polifilo, que se puede leer como cualquier composición blasonada, y allí encontramos los estatutos de los caballeros Lougarous, adversarios de los templarios y defensores del rey pescador (pescheur) o del papa, que comienzan así:
Frère chemine poulie folle (puits. les filles) Bercail tienne cel pape est le roi de paix, n’appellent tel être soutien n’ait pape, roi lutte veuille.
(Le Bercail (loge) qui tient le pape pour le roi de paix appelle (à lui) tout frère poulie folle (qui) chemine, et qui veuille soutenir le pape en lutte contre les rois)
que en castellano sería:
La Bercail (logia) que tiene al Papa por Rey de Paz llama a ella cualquier hermano poulie folle (que) camina, y que quiere apoyar al Papa en la lucha contra los reyes
Pasemos ahora a la explicación de los dos primeros carteles que acompañan al Sueño de Polifilo:
primer grabado:
Forêt erre Poliphile, chemin, saule main dos, paulme tort (gauche) deux gants terre chêne billot.
Es decir:
Frère Poulie folle chemine seul au monde, poulie maître digne être assemblé.
en castellano:
el hermano Poulie folle anda solo por el mundo, polea maestra digna de ser montada (ensamblada).
El final de la frase se encuentra en el cartel siguiente:
Frappe ne peut poulie folle, pair Palan montre Bercail Salomon.
Bosque deambula Polifilo, camino, sauce mano dorso, palma torcida (izquierda) dos guantes de barro bloque roble.
Este grimorio, bastante inteligible, significa que, cuando un hermano polie folle, vagando solo por el mundo, es digno de ser ensamblado a una polea maestra, un Pair Palan puede mostrarle cómo llamar a la Logia de Salomón.
Tal es, de principio a fin, el texto de Polifilo, escrito en lengua vulgar, es decir en francés. Veamos ahora qué ha hecho de él la imaginación de Francesco Colonna:
"O Jupiter altisonnant, heureux, admirable! dirai-je cette vision inouïe, terrible, au point qu’en y pensant il n’est atome en tout mon être qui ne brûle et qui ne tremble? il me sembla d’être en une large plaine verdoyante, émaillée de mille fleurs et toute parée. Un silence absolu y régnait dans un air exquis. L’oreille la plus fine n’y percevait aucun bruit, aucun son de voix. La température y était adoucie par les rayons d’un soleil bienfaisant. Ici, me disais-je à part moi, tout rempli d’un étonnement craintif, aucune trace d’humanité n’apparaît à l’intuitif désir ; on n’y trouve aucune bête sauvage, aucun animal féroce ou domestique ; il n’y a pas une habitation rurale, il n’y a pas une hutte champêtre, pas un toit pastoral, pas une cabane. Dans ces sites herbins on n’aperçoit aucun berger, on ne rencontre aucun banquet. Là, pas un pâtre de bœufs ou de cavales ; on n’y voit pas errer de troupeaux de moutons ou de gros bétail, accompagnés du flageolet rustique à deux trous, ou de la flûte sonore enveloppée d’écorce. Rempli de confiance par le charme de la plaine, par l’aménité du lieu, j’avançais rassuré, considérant deci, delà de jeune frondaisons immobiles dans leur repos, ne discernant rien autre chose. Ainsi je dirigeai mes pas droit vers une épaisse forêt où, à peine entré, je m’avisai que, sans savoir comment, j’avais sans prudence perdu mon chemin."
"¡Oh emocionado, feliz y admirable Júpiter! ¿Diré esta inaudita, terrible visión, hasta el punto en que, al pensar en ella, no hay átomo en todo mi ser que no arda y que no tiemble? me pareció estar en una amplia llanura (plaine) verde, salpicada de mil flores y toda engalanada. Allí reinaba un silencio absoluto en un aire exquisito. El mejor oído no podía percibir ningún ruido allí, ningún sonido de voz. La temperatura allí fue suavizada por los rayos de un sol benéfico. Aquí, me dije, lleno de espantoso asombro, ningún rastro de humanidad aparece al deseo intuitivo; no hay animales salvajes, animales feroces o domésticos; no hay una vivienda rural, no hay una choza de campo, ni un techo pastoral, ni una choza. En estos lugares cubiertos de hierba no vemos ningún pastor, no nos encontramos con ningún banquete. Allí, ni un pastor de bueyes ni de caballería; por allá no se ven rebaños de ovejas o vacas grandes, acompañadas de la rústica chirimía de dos agujeros, o el sonido de la flauta envuelta en corteza. Lleno de confianza por la belleza de la llanura, por la amenidad del lugar, yo avancé más tranquilo, considerado desde allí, más allá del follaje joven inmóvil en su reposo,no se discernía nada más. Así que me dirigí directamente a un espeso bosque donde, apenas entrando, me di cuenta de que, sin saber cómo, me había perdido descuidadamente ."
A pesar de la magia del estilo del traductor, es un discurso demasiado largo para decir sólo dos palabras, plaine por Palan y foret-erre por hermano, pero es curioso comparar este comienzo con el de la Divina Comedia y Perceval el Galés, porque podemos entender perfectamente la diferencia entre el puro estilo gótico francés, o el estilo franco-italiano del Renacimiento. Cada una de las ciento ochenta y ocho láminas del Polifilo da pie al autor para una gran cantidad de variaciones de este tipo. Cuando se conoce el tema, el interés se redobla, y El sueño de Polífilo es sin duda uno de los libros más curiosos e interesantes que existen, pero es de esos que no se pueden tragar en altas dosis.
Grasset D'Orcet
Gracias por la traducción. Muy interesante
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